Sergio Tobón visitó Guayaquil, invitado por el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos de la Escuela Politécnica del Litoral. Impartió dos talleres: ‘Cómo desarrollar el pensamiento complejo’ y ‘Formación basada en competencias en la educación superior’. El doctor Tobón es director científico del Centro Universitario Ciencia e Innovación para la Formación y el Emprendimiento (CIFE), con sedes en Estados Unidos y en México.

Conversamos con él:

Generalmente en el ámbito de la educación superior las palabras “humildad y sencillez” no se las escucha con frecuencia. Sin embargo, en sus talleres reiteradamente se ha referido a ellas. Pregunto: ¿para qué la humildad y sencillez?

En nuestras experiencias de trabajo con profesores, directivos e investigadores, hemos encontrado que la humildad y la sencillez son dos prácticas esenciales para desarrollar el talento, para contribuir a la formación de los otros e impactar en la investigación y el emprendimiento.

Humildad es reconocer que lo que hacemos no es perfecto. Que es necesario autoevaluarnos y considerar de manera propositiva lo que hacen los demás. Un profesor o investigador universitario necesita ser humilde para estar en un continuo mejoramiento y que sus producciones tengan impacto en el contexto social, ambiental y organizacional. Si no practica la humildad tendrá una actitud soberbia, pensando que lo tiene todo solo por el hecho de tener un título de maestría o doctorado; esta práctica lo lleva al estancamiento. La sencillez es necesaria para buscar lo esencial en la vida y en el mundo académico sin perdernos entre los detalles. En el pensamiento complejo la sencillez se define como buscar los elementos esenciales que estructuran un sistema y con ellos las decisiones. Sencillez no es sinónimo de simplicidad, aquella que aborda un problema complejo desde una sola visión; la sencillez lo aborda considerando el contexto, identificando los elementos que lo estructuran y trabajando de manera progresiva de lo sencillo a lo complejo, lo que incluye la toma de decisiones difíciles.

Durante las exposiciones en los talleres manifestó que “la formación docente no se relaciona con la Pedagogía”. Entonces, ¿qué es, concretamente, lo que caracteriza a un profesional de una disciplina que no es la Pedagogía, pero que ejerce la docencia?

La Pedagogía es una disciplina que está en proceso de ser científica. Un ingeniero químico, por ejemplo, tiene su profesión, pero lo que en la universidad le corresponde hacer es docencia, lo cual no es lo mismo que dedicarse a la Pedagogía en Ingeniería Química. ¿Qué significaría que un ingeniero químico se dedique a la Pedagogía? Significaría que va a apropiarse de los diferentes modelos pedagógicos (Conductismo, Constructivismo, Socio-constructivismo, entre otros), y que hará investigación pedagógica. Estas no son tareas del docente. A un buen ingeniero químico debemos pedirle que sea un profesor que aplique las estrategias didácticas y de evaluación para lograr que los estudiantes desarrollen las competencias propias de su profesión; lo que requiere es utilizar herramientas… ¿de dónde? Pues de la Pedagogía, de la Psicología, de las Ciencias Sociales, de la Ingeniería Química, para orientar el proceso docente. No es lo mismo tomar herramientas de la Pedagogía que formarse en Pedagogía. Como tampoco es igual ser químico que ingeniero químico, quien aplica herramientas de la química en su desempeño, pero no hace química pura. Muchas veces profesionales de otras ciencias no quieren capacitarse en docencia porque lo asumen como formarse en Pedagogía. Ese es un gran error conceptual.

Muchas veces profesionales de otras ciencias no quieren capacitarse en docencia porque lo asumen como formarse en Pedagogía. Ese es un gran error conceptual.

El término emprendimiento ha trascendido a la educación. ¿Qué –específicamente– es el emprendimiento en el ámbito académico?

Primero, hay que saber que no estamos ya en la sociedad industrial ni feudal, sino en la sociedad del conocimiento. En este entorno social diferente, el emprendimiento tiene concepto y reto nuevos: se trata de planear, ejecutar y sacar adelante proyectos que contribuyan a solucionar problemas personales, sociales, recreativos, culturales y de otra índole; no es solamente iniciar un pequeño negocio. El concepto se ha ampliado a muchos campos. La sociedad del conocimiento requiere trabajar con proyectos de manera colaborativa y que impacten en la solución de problemas. Los estudiantes deben saber sacar adelante iniciativas que ayuden a resolver problemas.

Finalmente, se habla acerca de la Socioformación, como la tendencia de modelo en la educación superior. ¿Cuáles son sus orígenes y cuáles sus alcances?

En la sociedad del conocimiento es necesario que los enfoques aborden los retos propios de ella; de ahí que desde el año 2002 en Latinoamérica se inicia un nuevo enfoque en el modelo que lo denominamos Socioformación, el cual pretende formar personas con un sólido proyecto ético de vida que planeen y ejecuten proyectos que resuelvan problemas dentro del ámbito colaborativo; esta perspectiva se viene construyendo con los docentes en Perú, Panamá y México, países que ya lo incluyen como reformas. Una amenaza de esta iniciativa es que se lo considere como una moda, el peligro es que se adopte de manera generalizada en todo el continente, solo como una mera mención en los modelos colaborativos, pero que no se aplique. Corresponde entonces acompañar a las instituciones y especialmente a sus profesores en cómo hacerlo compartiendo inclusive los errores u omisiones. (O)

* Sergio Tobón, Ph.D.