El crecimiento de la delincuencia y del narcotráfico ya no es problema de una ciudad o de un país. Muchas veces se trata de organizaciones internacionales que hacen que la lucha aislada resulte ineficaz.

Los países se convierten entonces en rutas o en destinos del crimen organizado, que cuando es perseguido en uno, se desplaza a otro, desde donde sigue operando, con menos riesgo.

El Salvador, Honduras y Guatemala acaban de suscribir un acuerdo que crea una fuerza trinacional que actuará en las fronteras, compartirá información de inteligencia y realizará la entrega de personas detenidas, si el otro país las reclama, de la manera más rápida posible.

La decisión se tomó a raíz de que El Salvador puso en marcha planes para combatir con energía a las pandillas y los integrantes de estas emigraron a los países vecinos

Si el crimen organizado rompe las fronteras para sus actividades criminales, es ciertamente urgente asumir posturas como la de los tres países centroamericanos, para trabajar de manera conjunta por su erradicación. (O)