Luis Coello Kuon Yeng
dr.luiscoello@hotmail.com

Luego del terremoto del 16 de abril, nos toca seguir construyendo nuestras vidas y superar esta adversidad ambiental, en la que la naturaleza nos comunicó con un sismo de 7,8 en la escala de Richter, que ella está desde hace muchísimo antes que nosotros y que no la podemos dominar ni predecir a pesar de los enormes adelantos tecnológicos. Somos tan solo una especie más en su vasto recorrido.

Debo confesar que enterarme del terremoto, su magnitud y el desastre en las principales provincias afectadas, Manabí y Esmeraldas, me causó zozobra, sobre todo al pensar que las personas que uno ama pudiesen estar en peligro. Ver ya las imágenes y las cifras, in crescendo, de las víctimas provoca congoja y un sentimiento de solidaridad. La situación de los que perdieron total o parcialmente sus viviendas, negocios, etcétera, es muy complicada; sobre todo en épocas de crisis económica, el malestar debe ser aún más hondo. La solidaridad tanto nacional como internacional no se hizo esperar y ha llegado de diversas maneras, eso es loable.

Las actuales autoridades poseen en sus manos un problema mayúsculo: apoyar a los que lo perdieron todo o casi todo y fomentar la reactivación económica de las zonas de desastre. El incremento del IVA al 14%, el aporte de empleados según la cantidad de ingresos, la prolongación de las salvaguardias son medidas adoptadas por el Gobierno con la finalidad de solventar los gastos provocados por el sismo.

Considero que también es pertinente que desde el poder central se dé ejemplo de manejar de forma más austera los recursos públicos. Hay entidades como secretarías y ministerios que no deberían estar vigentes a sabiendas de que en crisis y asolados por la naturaleza su sola presencia provoca un escozor de inconformidad y de insensibilidad hacia el estado actual de los damnificados.

Los fondos que se recauden con las medidas económicas deben ser canalizados solo hacia las personas víctimas del desastre, no pueden ser desviados hacia otros menesteres que no sean la reactivación económica de los sectores más afectados.

En Esmeraldas el sector sur de la provincia fue lo más perjudicado. Muisne, Chamanga, así como también estructuras en la ciudad de Esmeraldas se han visto por demás afectados.

Sigo creyendo que lo que nos pasó es una prueba como país, así mismo debemos aprender de los errores técnicos en cuanto a las construcciones de las edificaciones. Aprender a tener un sistema de contingencia económico para casos emergentes y que el gasto desenfrenado sin justificación y sin razón es perjudicial.

Solidaridad con aquellos que perdieron a sus seres queridos.(O)

Los fondos que se recauden con las medidas económicas deben ser canalizados solo hacia las personas víctimas del desastre, no pueden ser desviados hacia otros menesteres que no sean la reactivación económica de los sectores más afectados.