Una vez más he tenido la oportunidad de regresar a dichas instalaciones como parte del equipo académico a cargo del Taller de Arquitectura Internacional Galápagos 2015, tal como lo hice hace un par de años, antes de iniciar mis estudios de maestría en el exterior.

Da gusto volver y apreciar los cambios positivos en este evento académico, organizado por el Colegio de Arquitectura y Diseño Interior de la Universidad San Francisco de Quito, dirigido por el Arq. Jaime López. Muchos de ellos se dan por la experiencia adquirida en los talleres anteriores. Ahora se cuenta con la participación de estudiantes y profesores de universidades internacionales, como el Instituto Tecnológico de Monterrey y la Universidad de Melbourne, gracias al convenio firmado entre dichas entidades y la USFQ. Adicionalmente, se ha podido contar con la presencia de profesores provenientes de otras instituciones académicas, como la Etsab de Barcelona, la Universidad de Lima y la Universidad Bolivariana de Medellín. Todo ello ha permitido que cuarenta estudiantes se reúnan para analizar y plantear propuestas que beneficien de alguna forma a la compleja problemática existente en las islas Galápagos, enmarcados en la búsqueda de un desarrollo urbano equilibrado en áreas naturales protegidas.

El rango de acción del taller también ha crecido. Ahora se empieza el análisis en escala regional, incorporando a las islas Isabela y San Cristóbal. Esto permite una visión general mucho más precisa, que permite definir de manera más eficaz los escenarios óptimos para los habitantes insulares. Ello nos permite contar con el respaldo del Galapagos Science Center y el instituto Gaias de la USFQ, ambos instalados en Puerto Baquerizo Moreno.

Es sabido por todos que los momentos de cambio que enfrentan las islas son difíciles y pueden traer consecuencias terribles si no son bien manejados. Es indispensable que se den más actividades de esta naturaleza, para lograr un entendimiento común entre habitantes locales, científicos y figuras políticas. El turismo aparece como la alternativa de desarrollo económico de la región, pero si se convierte a este medio en un fin, los empresarios turísticos corren el riesgo de pasar a la historia como la expresión contemporánea de depredadores, a la par de lo que fueron en su momento los piratas y los balleneros. Después de todo, eso afectaría no solamente a la flora y fauna de las islas, sino también a los residentes de las islas, que se verían atrapados en espacios improductivos e inertes.

Galápagos es uno de esos lugares en el mundo donde el choque entre la preservación de espacios naturales y la visión convencional del progreso resulta más evidente. Los seres humanos llevamos siglos aprovechando la única ventaja que tenemos frente a las demás especies. Somos la excepción a las leyes descritas por Darwin, ya no evolucionamos adaptándonos al entorno natural. En lugar de ello, adaptamos los ambientes naturales según nuestras necesidades y caprichos. Quizás por eso sean las islas Galápagos el mejor sitio para buscar una reconciliación con la naturaleza. (O)