Cuando se mata a un periodista (en relación con su ejercicio profesional), no solo es un crimen contra una persona, sino también contra la libertad de informar y ser informado. Así lo recordó la semana pasada François Delattre, representante permanente de Francia ante las Naciones Unidas, en un evento del organismo sobre protección y seguridad de los derechos de los periodistas.

Casos como los de los periodistas Fausto Valdivieso, Byron Baldeón, Luis Arnoldo Ruiz, y de múltiples profesionales ejecutados en otros lejanos territorios, tienen un denominador común: la impunidad. Por tanto, tienen conexión con el discurso del diplomático francés aludido, quien ha trazado la ruta hacia un tratado internacional para enfrentar el gravísimo peligro del ejercicio periodístico. Un objetivo que –según el francés– es prioridad de la política exterior de su país. Justificó la especial importancia de la protección de los periodistas “para todos nosotros, para la ONU, y, francamente, para el mundo”, y advirtió que los franceses han asumido una responsabilidad especial en esa lucha.

En el 2006, a pedido de Francia, el Consejo de Seguridad de la ONU (Resolución 1738) decidió prestar mayor atención a la protección de los periodistas, y si bien fue un gran paso adelante, para François Delattre hay que ir más allá para abordar el reto de dar seguridad a los periodistas, pues en el 2014 fueron 69 los periodistas asesinados y a veces en condiciones espantosas. Hizo notar que en el transcurso del 2015, ya son 24 los que han perdido la vida por realizar su trabajo. “Pero muchos otros periodistas han sido encarcelados, torturados, sometidos a intimidación, secuestros, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias...”.

Delattre complementó su estadística mencionando que muchísimos de los responsables viven en la impunidad total. El 90% no son procesados y la principal responsabilidad recae sobre los estados que no han manifestado interés para enjuiciarlos. Así de simple.

Su novedosa propuesta involucró a la Corte Penal Internacional, pues en virtud de los convenios de Ginebra, los periodistas son civiles; y su asesinato puede constituir un crimen de guerra, según el Estatuto de Roma. “Ustedes pueden contar con el compromiso fuerte y diario de Francia por esta causa vital. No vamos a renunciar”.

El representante Delattre recordó que la Asamblea General de la ONU ya reconoció la gravedad de la situación en diciembre pasado, en una resolución en la que pidió a los estados miembros investigar la violencia contra los periodistas y llevar a los delincuentes ante la justicia.

Ese llamado diplomático ante la ONU se produjo luego de que en marzo pasado Gary Pruitt, presidente y director general de la agencia Associated Press, pidió cambios en las leyes internacionales para tratar como un crimen de guerra al secuestro o muerte de periodistas. Lo hizo durante una conferencia en Hong Kong, ante miembros del Comité de Protección de Periodistas. Pruitt recomendó elaborar un nuevo protocolo de las convenciones de Ginebra para juzgar el asesinato de un periodista y una reforma que amplíe la competencia de la Corte Penal Internacional en ese sentido.

La Constitución Nacional (art. 80) y el COIP (art. 75) señalan la imprescriptibilidad de las penas determinadas en infracciones de lesa humanidad y crímenes de guerra. (O)