La prensa española ha concedido mucha atención a un curioso caso suscitado en su país. Se trata de las fortunas y adversidades de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, de 20 años. Estudiante de un exclusivo instituto de formación financiera, hace unas semanas la Policía le echó mano sospechando que estaba involucrado en algunas estafas. Presumía de conocer a importantes mandos del gobierno y prometía gestionar negocios a cambio de significativas sumas. Alguien le habría pagado ilegalmente veinticinco mil euros a cambio de hacer una gestioncilla en los servicios de inteligencia. Pero el supuesto perjudicado no ha presentado ninguna acusación, lo que sí se ha conocido es un impresionante currículo de relaciones del joven, avalado por fotografías y testimonios de su presencia en importantes actos, en compañía de grandes personajes, con los que supuestamente tenía amistad.

Maestro para colarse en eventos encopetados, se lo ve en un acto académico sentado al lado del expresidente de gobierno José María Aznar. La perla de sus logros fue entrar, nadie sabe cómo, en la recepción oficial tras la proclamación del rey Felipe VI. Con sonrisa socarrona aparece saludando al monarca en tan solemne ocasión. Llegaba a ciertos encuentros en vehículos oficiales con escolta de motociclistas, los responsables de estos desplazamientos están en severos aprietos tratando de explicar cómo ocurrieron. Políticos de todos los partidos, empresarios, funcionarios de todo nivel sucumbieron ante el verbo privilegiado del casi adolescente. De rasgos infantiles y corta estatura, el muchacho fue liberado tras pasar en prisión un par de días. Una vez fuera de la cárcel se ha convertido en un personaje, lo entrevistaron en televisión, esta semana sale un libro sobre sus andanzas y, como que hemos de morir, no tardará la película.

Los periódicos comenzaron hablando de él como de un delincuente menor, ahora dicen que ha puesto al sistema contra las cuerdas. Avanza el caso y se descubren muchas de sus mentiras, lo que era de esperarse, pero también se ve que no era fantasía todo lo que contaba, pues tenía efectivamente relación con muchos figurones. Las acusaciones se desvanecen casi tan rápido como surgen. Una empresa a la que supuestamente había pedido un soborno niega haber tratado jamás con él. Los videos nos muestran a patéticos funcionarios, queriendo aparecer solemnes, buscando el punto flaco del mozalbete para darle cana. Tarde. Pasare lo que pasare con Fran, como le gusta que lo llamen, ya se rio de todos, disfrutando de un lujoso chalé, hoteles vip y campos de golf, todo con base en las tan sobrepreciadas RR. PP., sin abonar por ello un centavo. Y es que un sistema en el que la recomendación, el amiguismo, la gestión informal, la palanca, cuando no la corrupción, son claves para el éxito político y económico, sujetos de la laya de Gómez Iglesias tienen vía expedita para medrar. Cuántos políticos de España y de América Latina, y claro de otras partes, no son sino pequeños nicolases que han logrado consolidar posiciones... ¡si no lo habremos visto!