Los ecuatorianos estamos limitados en nuestros quehaceres. En un país como el nuestro, altamente endeudado interna y externamente como jamás lo ha estado, se ponen límites al quehacer de los nacionales, ayer fueron los periodistas, los medios de comunicación, hoy les tocó a los empleados y trabajadores y, por tal, a la generación de la riqueza nacional.

“Para qué voy a trabajar más si igual me pagarán lo mismo”, puede ser la respuesta de empleados y trabajadores cuando se los increpe por su poca colaboración para el desarrollo de la empresa en la cual presten sus servicios. Lo dicho es uno de los llamados ejes que el Gobierno presentará a la Asamblea Nacional en las reformas al Código de Trabajo. Nadie, ningún empleado trabajador podrá ganar en la empresa donde labora por concepto de utilidades más allá de 24 salarios mínimos. Lo anterior no es otra cosa que un límite a la capacidad de los empleados trabajadores en su prestación de servicios para la empresa. Ni aun en los países socialistas hay limitantes de esa naturaleza, de así haber existido, Rusia jamás habría conquistado el espacio ni el hombre habría llegado a la luna, tal vez solo la perrita Laica que no cobró emolumento por su primera inclusión fuera de la tierra. “Eje.- Línea recta que pasa por el centro de un cuerpo y alrededor de la cual se supone que gira este... Línea que divide por la mitad cualquier cosa... Idea fundamental... Sostén o apoyo principal de una empresa. Partir por el eje, perjudicar gravemente” (Diccionario Larousse). De aprobarse la inconsulta reforma, creo, traería como consecuencia la paralización del sector empresarial en lo que respecta a producción-productividad. ¿Acaso están tratando de distraer con eso las llamadas enmiendas constitucionales con el fin de ser aprobadas?

Jorge Freire Égüez, doctor en Jurisprudencia, Guayaquil