¿Qué pasó con la revolución agropecuaria? Que Ecuador esté en la mira del mundo como destino turístico no debe extrañar no solo porque tenemos bellezas únicas, sino por poseer la mayor biodiversidad y geodiversidad mundial. Lo que extraña es que teniendo los mejores suelos, climas, ecosistemas –ventajas con respecto a muchos países– sigan nuestros hermanos campesinos sin créditos, verdadera capacitación, desarrollo y transferencia de nuevas tecnologías, eficiente comercialización, etcétera; y bajos niveles de producción y productividad, trabajando a pérdidas.

Para los que no conocen, del agro vivimos, dependemos y a la vez sobrevivimos de forma directa e indirecta más de 6 millones de ecuatorianos. No puede ser que no exista política agropecuaria hacia algo que no sea solo abastecer de alimentos a la población, sino a lo que es lo más elemental, hacer producir la tierra, desarrollar el sector más importante de la economía, la agricultura. No hay mejor mentís que recorrer el campo y ver a agricultores, cuando careciendo de recursos económicos (sin créditos) hacen producir la tierra y después no encuentran quién les pague el valor justo y sea el industrial o comerciante intermediario el que ponga el precio y las condiciones de pago. ¿O acaso creen que repartir productos químicos ha solucionado los problemas del campo? Lo que se ha hecho es agravar la situación fitosanitaria rompiendo en unos casos el equilibrio ecológico, ecosistemas y alterar la calidad biológica de productos alimenticios con altas cargas residuales de pesticidas, con perjuicio a la salud. No es que los programas con subsidios no han servido, han ayudado en mucho, pero en el balance final los grandes beneficiarios han sido otros, aparte del industrial y comerciante, los importadores, distribuidores, expendedores de insumos y fertilizantes, y los multiplicadores de semillas; pero el agricultor al que debían haber llegado directamente los beneficios, sigue pobre. Tenemos que ir a fortalecer la matriz agroproductiva y la oferta agroexportable a objeto de enrumbar el país a potencia agrícola.

Ales Ronquillo Navarrete, Daule