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Fernando Ponce, rector de la PUCE: Las partes resolvieron que el formato de seguimiento a los acuerdos entre el Gobierno y las organizaciones sociales ‘no va más’

La Mesa de Coordinación de los acuerdos entre el régimen, la Conaie, Feine y Fenocin no seguirá acompañando el proceso. Las partes decidirían un nuevo formato.

Quito, 11 de abril del 2023.- El rector de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Fernando Ponce (centro), lideró un encuentro entre representantes del Gobierno y los movimientos sociales de la Feine y Fenocin, para definir el mecanismo de seguimiento de los 218 acuerdos del diálogo nacional. Foto: Cortesia

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El diálogo que entablaron tres movimientos indígenas y campesinos, agrupados en la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), el Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas Evangélicas del Ecuador (Feine) y la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinos, Indígenas, Negras y Montubias (Fenocin), con la administración de Guillermo Lasso se diluye. Después del paro nacional de junio del 2022 la Iglesia católica y la academia motivaron a las partes en conflicto a participar de la instalación de un canal de diálogo que se extendió por tres meses y dejó 218 acuerdos en diez mesas técnicas, suscritos el 14 de octubre pasado.

Para dar seguimiento se creó una Mesa de Coordinación que la encabezó la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), con su rector Fernando Ponce a la cabeza. Sin embargo, después de algunos meses de haberse suspendido las actividades por decisión de la Conaie, Feine y Fenocin, que lo manifestaron públicamente, Ponce León promovió un nuevo encuentro sin resultados positivos.

Al contrario, el mecanismo que se había implementado “no va más”, precisó la autoridad académica. “La PUCE facilitaba el funcionamiento de las mesas, el diálogo, convocar, reunirlos, dar la palabra, sistematizar los acuerdos, escribir las actas, transmitir información. Era un trabajo de apoyo, pero no éramos quienes hacíamos el seguimiento, sino las organizaciones. Ese es el esquema que había y que no va más”, explicó.

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El miércoles 12 de abril, luego de un encuentro en este centro académico, representantes de la Feine y la Fenocin asistieron, pero la Conaie no acudió y envió una carta informando que se retiraba del proceso. La respuesta de los dos movimientos fue que este proceso “no iba más, que era inviable, que no había condiciones para que continuara”. El deseo es que, en adelante, las partes logren implementar una nueva metodología para el seguimiento del cumplimiento de los acuerdos.

¿Esta última reunión para dar seguimiento a los diálogos fue solicitada por las partes o por la Mesa de Coordinación?

En lo inmediato, la reunión fue convocada por nosotros, la PUCE, porque nosotros tenemos el rol de facilitar la Mesa de Coordinación de Seguimiento y parte de nuestras funciones es convocar cuando haya necesidad. Hicimos las consultas, horas, fecha y condiciones, y no fue posible ponernos de acuerdo con las partes.

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¿Solo la Conaie decidió no participar? ¿Se explicaron las razones?

Esa fue una decisión pública, cuando el 24 de febrero la Conaie, en su consejo ampliado, decidió, como parte de sus resoluciones, no seguir participando, y concretamente dijeron que la Conaie se retira. Un día previo a esta convocatoria, en una carta nos recordaron que habían resuelto eso: no participar en el diálogo con el Gobierno. Nosotros lo sabíamos, pero queríamos que nos informaran expresamente cuál era su postura frente a la mesa de seguimiento.

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¿Eso implica que la Feine y Fenocin están abiertas a mantener este canal de diálogo?

Se resolvieron dos cosas importantes. Una, que el actual formato de seguimiento a los acuerdos, compuesto por el Gobierno y las organizaciones sociales no iba más, era inviable, no había condiciones para que continuara. Y dos, que los tres (Gobierno, Feine y Fenocin) buscarán una nueva metodología, un nuevo formato para el seguimiento del cumplimiento de los acuerdos. Ese nuevo formato deberán buscarlo, puede que sea una comisión, puede que sean varias comisiones, puede que sean diálogos bilaterales, pero lo que acordaron es que van a buscar otra forma de hacer seguimiento a los acuerdos firmados.

Es decir, ¿la PUCE o la Mesa de Coordinación no seguirá siendo parte de este proceso y las partes van a buscar sus propias metodologías?

Ellos van a buscar sus propias metodologías y la mesa de cuatro participantes ya no va a continuar. En ese nuevo esquema, no sabemos qué rol pueda tener la PUCE. Si las partes nos piden, si es algo que calza con nuestra misión, nuestras posibilidades, eso está por verse. Recién se decidió el miércoles, así que aún está por verse y no sabemos qué pueda resolverse. Pero el actual esquema funcionó hasta ayer.

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¿Cómo dejó la Mesa de Coordinación este mecanismo del diálogo?

El 14 de octubre se firmaron acuerdos en diez mesas temáticas y se aprobó la mesa once, que es la metodología de seguimiento. Quienes hacían el seguimiento eran las organizaciones sociales, ellas estaban atentas al cumplimiento. El Gobierno explicaba y las organizaciones observaban el cumplimiento. La PUCE facilitaba el funcionamiento de las mesas, el diálogo, convocar, reunirlos, dar la palabra, sistematizar los acuerdos, escribir las actas, transmitir información. Era un trabajo de apoyo, pero no éramos quienes hacíamos el seguimiento, sino las organizaciones. Ese es el esquema que había y que no va más. Entonces, el rol de la PUCE nunca fue valorar y decir ‘hay o no hay cumplimiento’, no. Eso hacían las organizaciones sociales.

Este proceso ha sido largo y se lo ha calificado como inédito; sin embargo, después de llegar a acuerdos, de repente se rompieron.

No diría que se rompieron. Fue un proceso inédito y me parece que no ha habido un proceso similar, por lo menos, en otras partes de América Latina. Ha habido otros acuerdos entre Gobierno y organizaciones sociales sobre uno o dos temas, pero en este caso fueron diez mesas técnicas y se firmaron unos 218 acuerdos. Los acuerdos siguen vigentes, el Gobierno dice que va a cumplirlos con o sin seguimiento de las organizaciones. Y las organizaciones afirman que van a ser ellas, por su cuenta, las que van a hacer el seguimiento a ver si el Gobierno cumple y en qué medida, haya o no relación con el Gobierno. Entonces, los acuerdos siguen vigentes, nadie los ha desconocido. Los unos quieren cumplir y los otros quieren monitorearlos, lo que ha fallado es la forma de hacer el monitoreo, pero los acuerdos siguen vigentes, nadie los ha cuestionado.

Según información oficial hay acuerdos, como los dados en la mesa de focalización a los subsidios que no reportan avances. ¿Qué tan viable es que lleguen a concretarse?

Entramos en una valoración de por qué las partes pueden decir que hay voluntad; yo no me atrevería a dar una valoración de quién tiene la culpa o qué sucede. Eso requiere una valoración técnica, que debe ser más pausada, sobre cómo quedaron los acuerdos y cómo quedó el seguimiento, pero los acuerdos están ahí. Sin embargo, como son temas tan complejos y que requieren la infraestructura del Gobierno y funcionarios, es algo nunca visto... Pero no me atrevería a decir por qué no se pueden implementar.

Este intento de diálogo se da en un momento crítico para el gobierno de Guillermo Lasso en el que enfrenta un juicio político, a lo que se suma la inseguridad, por lo que se están sumando otros sectores a la inconformidad de los tres movimientos indígenas. ¿Cuál es el llamado?

El panorama es complejo, pero creo que aun el peor diálogo es lo mejor que cualquier otro conflicto en las calles o un conflicto de fuerzas. Incluso los diálogos más difíciles, más aburridos, más pesados, son preferibles a cualquier medida apresurada de las fuerzas que pueda ser una tentación para las partes. La fuerza puede dar réditos inmediatos, pero el diálogo garantiza una paz más duradera. Solo con el diálogo vamos a conseguir una estabilidad democrática. Aunque a veces haya tentación a recurrir a medidas inmediatas desde cualquier sector, el diálogo es la única manera democrática para transformar los conflictos sociales.

¿Lamenta esta posición de las organizaciones sociales o es respetable?

Sentí en la conversación de ayer (miércoles) un profundo respeto entre las partes, hacia la postura de la Conaie y hacia las otras (Feine y Fenocin), porque... no crea que hay completa unanimidad en todos los temas. Entonces, tener divergencias es normal, no es algo para lamentar, ni para celebrar, pero con una buena dosis de realismo hay que reconocer que hay distintas posturas y que con eso debemos avanzar.

¿Están dispuestos para apoyar este proceso si se propone una nueva metodología de seguimiento?

En principio sí, estamos dispuestos a poyar cualquier proceso de diálogo. El asunto es buscar una forma adecuada. (I)

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