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“Llevo la pena, pero la manejo mejor”: Paula Assler perdió a dos hijas el mismo día en el mar y ahora promueve el libro “Si digo muerte, digo vida”

El mar me quitó a mis hijas, pero tuve mucha suerte de que también me las devolvió y pude enterrarlas, afirma Paula Assler.

"Siempre en enero nos vamos a la playa en familia, para recordar a mis hijas", comenta en sus redes Paula Assler. Foto: captura de video Instagram @asslerpaula

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Las hermanas Antonia y María José Falcone murieron ahogadas en el mar de Perú cuando vacacionaban junto a su familia. Eran oriundas de Chile. Esta tragedia sucedió el 18 de enero de 2016. Ocho años después la madre de ambas, Paula Assler, promueve un libro que escribió para drenar su dolor, pero con la idea, además, de llevar consuelo a quienes, como ella, atraviesan por un duelo.

Paula Assler utiliza también su cuenta en Instagram para hablar de lo ocurrido en una playa, a 100 kilómetros de Lima, y de cómo salió adelante.

Habla de sus hijas, la mayoría de las veces, en presente y cautiva a sus seguidores cuando recuerda anécdotas de “la Antonia y la María José”, de quienes ha mostrado fotos, los altares que tiene en su casa con fotos, ángeles de la guarda, peluches e imágenes de la Virgen de la Medalla Milagrosa y Fátima.

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También ha dejado ver un par de cojines con las figuras de “las niñitas” a las que abrazó “mucho, mucho” en la Navidad de 2023.

Esta mujer habla pausado, con dulzura y tristeza a la vez. En sus ojos claros se asoman lágrimas con facilidad.

Lanzó el libro en 2022. “Con el tiempo he comprendido que sin muerte no hay vida y que todos vamos a pasar por eso, entonces creo que hay que conversarlo”, aconseja.

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“Creo que ayudar al otro es mi segundo proyecto en la vida y eso me pone contenta. Sobre todo porque yo no doy ninguna receta (…) Es un tiempo al tiempo. Hay que llorar a la gente”, la citan en La Tercera.

A la gente no le gusta llorar y menos a los hombres. Tampoco hablar de la muerte.

Paula Assler citada en La Tercera

Paula Assler hace las paces con el mar

Paula volvió a Perú… volvió al mar. Hizo las paces con la playa. Habían pasado tres años de la muerte de “la Antonia y la María José”.

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“Tuve la suerte de haber trabajado en terapia este tema porque uno nunca sale del duelo. Yo siempre las lloro y las echo de menos”, señala al referido medio.

De su reencuentro con Perú dice: “En ese momento me reconcilié con el mar. El mar me las quitó, pero tuve mucha suerte de que también me las devolvió y pude enterrarlas, eso es un regalo”.

Para Paula, “cuando las personas no entierran a sus muertos queridos siempre queda esa sensación de nunca cerrar, de duda”.

La muerte de sus hijas

Paula Assler viajó de Chile a Perú con sus hijos y nietos. Narra a La Tercera que alquilaron una vivienda cerca del mar.

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Llegaron un domingo y el lunes todos se fueron a la playa. Una hermana de Antonia y María José las vio entrar al mar.

La madre indica que no vio cuando María José y Antonia entraron a bañarse. “Yo siempre explico que la última imagen que vi de mis hijas fue una cabeza y una mano”, difunde ese medio.

Todo sucedió muy rápido. A María José y a Antonia las envolvió una especie de remolino “y las tiró como a unos 70 metros hacia las rocas”.

Fue imposible sacarlas, recuerda; pese a que a la playa se lanzaron varios parientes. “Después de varias horas las encontraron en distintos lugares. Fue demasiado duro, terrible, espantoso. Lo peor”, amplía para el medio chileno.

Escribir, acto liberador

El libro Si digo muerte, digo vida “se trata de cinco duelos míos. Y el último duelo es el de la muerte de mis dos hijas. En pandemia, todo tranquilo, todo callado, decidí ponerme a escribir. Empecé a escribir y de repente dije ‘lo voy a publicar porque creo que puede ser un aporte para alguien”, comenta en TV.

“Me lloré el libro entero, lo tuve que leer siete veces, lo corregí muchas más, es un libro que, en principio, tenía 400 páginas y que tuve que acortar porque en Chile no se lee tanto. Pero después de terminarlo me sentí mucho más aliviada. Para mí, la escritura fue y es una tremenda contención”, contó Assler en diálogo con Woman Times, como se lee en uno de sus post.

Indica Paula: “Para la muerte de un hijo no hay receta, pero siento que una palabra, una frase… si a alguien le sirve, yo estaré inmensamente pagada”.

“Yo decía ‘si yo me muero, mis hijos mueren’. Y uno aprende... Se muere la madre y los chicos se recuperan, pero es distinto cuando se muere un hijo. Yo he podido salir adelante, pero la pena la llevo, la manejo mejor”, explica.

Las hijas de Paula Assler

Con dulzura, esta madre describe a sus hijas para los seguidores en redes. Revela hasta la canción con la que las recuerda.

“La Antonia nació entre su hermano mayor y su hermano menor. Desde chica era muy revoltosa. Era aventurera, le gustaba el deporte, subir al cerro, montar bicicleta, el gimnasio. Era muy amiga de sus amigas. Era la que siempre en la familia estaba preparando el viaje (…). Estudió pedagogía básica (…)”.

María José el 15 de enero de 2024 habría cumplido 42 años. Su madre la llama también Coté. “Era alegre, amiga de sus amigas también. Tiene 3 hijos adolescentes. De chica jugo tenis, era muy dulcera y preparaba postres (…)”.

En videos colgados en Instagram invita: “Acompáñenme a ver a mis hijas al cementerio”. Les lleva flores, las riega. Luego dice: “Me voy a casa contenta de haber estado con mis niñitas”.

El duelo, una oportunidad de crecimiento y reconstrucción

Cuenta que “se grabó todo el funeral” de sus hijas. “Yo lo vi unos años después. Me costó empezar a verlo, me dio mucha tristeza, pero me encantó haber visto a tanta gente que no me di cuenta ese día, con el cariño que fueron, había miles y miles de personas (…) era un ambiente de mucha paz. Quedé muy feliz de que se haya podido grabar el funeral de la María Jose y la Antonia”.

Cuando el duelo se extiende: insomnio, irritabilidad y crisis nerviosa

“La vida es como el mar”

Paula se muestra fuerte. En sus redes habla de sus viajes, de las cartas que le escribe a sus niñas y habla de su mamá, de 92 años.

Con la playa a sus espaldas, en un video expresa: “La vida es como el mar, que está con olas medianas, grandes, chicas… que te atrapan, igual que la vida. Hay que saber caminar la vida y también surfear las olas”.

Le preguntan sobre la muerte con frecuencia y responde: “Para mí, mis hijas pasan a otra energía, a otro mundo, a un universo lleno de colores, donde se encuentran con sus bisabuelos, tatarabuelos y sus amigas que han muerto. Y yo voy a pasar a esa misma energía y me voy a encontrar con ellas, eso lo tengo seguro, seguro”. (I)

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