Daniel San Martín empezó a interesarse por la naturaleza en 2014 cuando vivía en Alemania. Un amigo suyo, biólogo, lo llevaba al bosque a recoger hongos y le contagió su pasión.

Volvió al país en 2016 y se centró en la diversidad de hongos de los ecosistemas costeros de Ecuador. Tiene un emprendimiento llamado The Mushroom Experience. Se dedica a dar talleres de cultivo de estos organismos, organizar salidas guiadas al Bosque Protector Cerro Blanco en Guayaquil y a educar a sus seguidores sobre el reino fungi en sus redes.

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Los hongos ostra, explica, están disponibles en supermercados y son aptos para el consumo humano. Considera que son carnívoros, pues neutralizan nematodos, que son gusanos microscópicos.

“Hace poco encontré uno interesante, no sabía que existía acá en Guayaquil: se llama tremella fuciformis” y se caracteriza por su estructura blanca y de textura gelatinosa.

En cuanto a hongos psicodélicos, estima que existen más de 100 especies en el país.

El más emblemático es el psilocybe cubensis, que crece en las heces de las vacas. “Crece en cantidades abundantes en potreros (...) Son consumidos desde hace miles de años y son sagrados para muchas culturas del mundo”.

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Otro hongo conocido a nivel mundial es amanita muscaria, el clásico hongo rojo con puntos blancos representado en ilustraciones de cuentos infantiles e incluso videojuegos, como Mario Bros.

Amanita muscaria tiene propiedades psicodélicas, aunque también es tóxico a menos que se lo prepare adecuadamente para el consumo humano.

Cada vez que sale a buscar hongos, ya sea en Cerro Blanco, los bosques detrás de la urbanización Villa Club o en Santa Elena, casi siempre encuentra especies que no había visto antes. “Seguro hay muchas cosas más que no he visto”.

Los hongos, explica, se demoran periodos largos en aparecer. Por su naturaleza efímera, continúa, es complicado estudiar sus propiedades.

Recientemente le llevó 40 especies, que recogió en sus expediciones, al Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), que funciona bajo el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica.

Enfatiza que hace falta que se estudie más al reino fungi en el país. Él siempre fue de llevar la contraria, explica, y fue en parte por eso que se apasionó por estos organismos.

“¿Por qué nadie está haciendo esto que es tan importante?”, recuerda haber pensado.

Según un estudio realizado por investigadores del Inabio, la Universidad San Francisco de Quito, la Universidad Estatal de California, la Universidad de Oregon y la Universidad de Utah sobre la diversidad de hongos en la reserva Los Cedros, ubicada en la Sierra ecuatoriana, se estima que existen de 2 a 3,8 millones de especies de hongos en el mundo, de los cuales la ciencia solo ha descrito cerca de 150.000.

El mismo estudio determinó la presencia de 727 especies únicas dentro de Los Cedros, que consiste de un ecosistema de bosque nublado primario.

Asimismo, explica Andrea Jaramillo, docente del departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), solo el 1 al 3 % de hongos del país han sido descritos.

“Nos falta muchísimo por descubrir el potencial de cada organismo (...) Uno de los puntos más importantes para potenciar estos estudios es que la juventud, los nuevos profesionales, se motiven a entrar a estas carreras”, expresa.

Añade que existen pocos micólogos en el país. La micología es un campo de la biología que se dedica a estudiar hongos.

Jaramillo, junto a los investigadores Juan Pablo Suárez, Darío Cruz y Ángel Benítez de la UTPL y en colaboración con colegas de las universidades de Lieja y Lovaina en Bélgica, descubrieron un hongo con potencial bioactivo, pues demostró actividad antibacteriana contra cuatro cepas de la bacteria Escherichia coli. Algunos tipos de esta bacteria pueden causar diarrea, infecciones urinarias, enfermedades respiratorias e incluso causar infecciones del torrente sanguíneo.

El hongo, descubierto en el sur del país y que bautizaron como Gloeocystidiellum lojanense, cumple varias funciones ecológicas, según Jaramillo. “Una de sus principales roles es degradar material orgánico. Aparte de eso, tiene la capacidad de inhibir el crecimiento de Escherichia coli”.

Actúa como un antibiótico, y tiene una capacidad antibacteriana similar a la penicilina, elaborada a partir del hongo del género Penicillium, descubierto por el médico inglés Alexander Fleming en 1928.

El proceso de desarrollar un fármaco a partir del hongo está sujeto al proceso normal de investigación y pruebas.

“No es solo de descubrir algo y ya lanzarlo a la industria. Se trata de un proceso largo. (I)