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En Imbabura, un extraño ayuno en culto religioso cobra la vida de una persona

La madre es acusada de azotar a su hijo y provocarle la muerte. Efectivos de Criminalística intentaron realizar la necropsia, pero familiares no permitieron.

El pasado sábado en Tocagón, Otavalo, se realizaron los funerales del comunero que murió de forma extraña en un culto religioso. Foto: Ricardo Cabezas

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Actualizado el 

IBARRA

Un ayuno religioso de tres días realizado por una familia en una comunidad indígena de Otavalo aparentemente terminó con la muerte de uno de sus miembros.

El extraño suceso no ha sido aún aclarado por las autoridades policiales, quienes aseguran que con base en la justicia indígena no les permitieron ingresar al sector a realizar la necropsia al fallecido.

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En la comunidad se baraja una serie de hipótesis sobre el deceso de Vinicio O., de 38, la víctima. El hecho se habría perpetrado en la comunidad de Gualsaquí, en Otavalo, Imbabura.

Según versiones, la madre, de la tercera edad, habría asistido a un encuentro en una iglesia, donde habrían efectuado el ceremonial ayunando. Ella habría convocado a sus hijos que residen en Guayaquil y la Costa para que asistieran a esta reunión.

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Trascendió que días antes la madre habría ido a visitar a Vinicio al sector de Tocagón, donde residía. Allí le indicó que llamara a sus hermanos que vivían en otros lugares para reunirse e ir a la iglesia, donde ella iba a dar un mensaje en el culto.

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El domingo 11 de febrero, la familia se reunió en Gualsaquí para participar en la ceremonia, que los habría mantenido arrodillados por más de catorce horas, según una vecina de esa jurisdicción.

Vinicio y una de sus hermanas habrían quedado extenuados e inconscientes.

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La madre los habría cubierto con una sábana. La hija habría reaccionado más tarde y no el hermano, quien perdió el habla.

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Vinicio cuando empezaba a recuperarse en las piernas de su esposa pidió que ya no le dieran más agua. Su esposa se retiró a preparar alimentos.

A las 15:00, la esposa regresó y encontró a su marido tapado con una cobija térmica, y al descubrir la colcha, él estaba sangrando.

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Los paramédicos que llegaron al sitio determinaron que Vinicio estaba muerto. La esposa encontró bajo las cobijas una gruesa correa con la hebilla rota, que presumen fue la que le causó la muerte. Al revisar el cuerpo evidenciaron que habría sido flagelado con el cinturón.

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Los comuneros comentan que Criminalística llegó al lugar, pero no tomaron procedimiento porque corrían el riesgo de ser agredidos por la gente, ya que la justicia indígena y los cabildos no permiten la intervención de autoridades mestizas.

La víctima era una persona conocida en la comunidad, que deja a tres hijos menores de edad en la orfandad. Foto: Ricardo Cabezas

El cadáver fue trasladado de Gualsaquí a Tocagón, unos 23 km más allá, donde fue enterrado el jueves 15 de febrero, en medio de la sorpresa y dolor de familiares, amigos y vecinos.

La mujer de 69 años fue retenida y encerrada en una suerte de cárcel indígena. Vecinos dicen que pasó delirando toda la noche.

Más tarde fue puesta en libertad, sin ser investigada; quedan en la orfandad tres hijos de 12, 9 y 1,5 años de edad.

Ninguna autoridad hasta este lunes 19 de febrero se ha pronunciado oficialmente sobre este hecho que tiene sobresaltada a la población de Tocagón y Gualsaquí, que no entienden qué mismo sucedió.

Paolina Vercoutére, viceprefecta de Imbabura, se muestra sorprendida por la muerte del comunero y cuenta que le han solicitado información sobre este lamentable caso. El cabildo estaría pidiendo asesoría legal para abordar este extraño caso.

Según la autoridad provincial, hay la presunción de que la muerte se produjo por un supuesto castigo en el seno de la familia y aclara que al tratarse de muerte debe intervenir el Estado.

Warmi Imbabura, quien es una instancia de la Prefectura que lidera la viceprefecta, coordina para que la Dinased ingrese a la comunidad y realice la autopsia.

Warmi brindará apoyo sicológico a la familia y asesoría jurídica a la presidenta del cabildo, Diana Tocagón, quien es abogada de profesión.

La autoridad provincial confirmó que la Policía tuvo dificultades para ingresar, no obstante, pese a que la esposa accedió a que se realicen la necropsia y más trámites legales, los hermanos y familiares de la víctima no lo habrían permitido, dijo Vercoutére.

“En estos casos es evidente el abandono del Estado en estos territorios indígenas, donde debería actuar el ex Ministerio de Cultos, que debe estar anclado a alguna Secretaría de Estado, porque preocupan estos hechos que son producto quizás del fanatismo”, enfatizó la segunda mandante provincial. (I)

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