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Crisis fiscal de Ecuador: ‘Sin reducir subsidios a combustibles o subir IVA del 12 % al 16 % no veo cómo se puedan cuadrar los números’

Augusto de la Torre dice que necesitamos es un baño de realidad y una medida de magnitud, cree que el Gobierno aún no está claro en la dimensión del problema.

Augusto de la Torre, execonomista jefe para América Latina y el Caribe en el Banco Mundial, catedrático de la Universidad de Columbia, explica la frágil situación fiscal del país y sugiere posibles medidas por tomar. Foto: Cortesía Comisión Interinstitucional IESS

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Augusto de la Torre, catedrático de la Universidad de Columbia en Nueva York, exdirector jefe del Banco Mundial y coordinador de una comisión del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), piensa que en pocas semanas o meses Ecuador vivirá una difícil situación de caja en la que será difícil pagar salarios. Esto sumado a los problemas de liquidez del IESS, se vuelve una “tormenta perfecta”. Considera que se deben tomar medidas urgentes, pero impopulares, entre ellas revisar subsidios y el impuesto al valor agregado (IVA). No recomienda tomar recursos de la Reserva que apuntala la dolarización, pues dice que “sería el principio del fin”.

¿Cómo ve la viabilidad económica del país, con tanta falta de liquidez y pocas maneras de financiarnos?

Una de las situaciones que hemos vivido en los últimos meses ha sido la falta de liquidez. Esta se siente con más fuerza en un país dolarizado, pues no podemos emitir dólares. En dolarización tienes o no tienes dólares, y cuando no hay, la presión de caja es enorme. En otros países los gobiernos piden al Banco Central que emita billetes, pero esto termina produciendo inflación y va licuando el poder adquisitivo. Acá, en Ecuador, cerramos diciembre con las justas, el Ministerio de Finanzas hizo un esfuerzo sobrehumano para conseguir los dineros, colocando bonos a bancos comerciales, en bancos púbicos, hizo malabares para cerrar el mes, pero eso no va a poder repetir en enero, febrero o marzo.

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¿Entonces que se nos viene?

Yo veo un año que va a ser bien difícil, a menos que haya un programa robusto de ajuste fiscal, no veo cómo el Gobierno pueda transferirle el 40 % al IESS. Este a su vez va a tener que desinvertir una gran cantidad de sus activos, y eso le va poner al sistema de pensiones contra la pared. Pienso que va a haber problemas para pagar pensiones a finales del 2024 o a principios del 2025. Por eso creo que lo primero que necesitamos es un baño de realidad y tomar decisiones que sean proporcionales al problema. La situación fiscal está entrando en cuidados intensivos y para ello hay que escuchar al médico y hacer una operación urgente.

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¿Qué sería lo urgente que hay que hacer?

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Hay que entender el tamaño del problema. Al Ministerio de Economía le corresponde proyectar el comportamiento de la caja fiscal para el 2024 (gastos e ingresos). Debe tener ingresos para pagar nómina, un mínimo de inversión e incluso para amortizar deuda, ya que en 2024 empiezan las amortizaciones de la renegociación de bonos y también pagos al FMI. Aunque no tengo datos definitivos, mi percepción es que el tamaño del problema es de $ 8.000 millones y hay que recordar que en 2023 se acumularon atrasos por $ 6.000 millones. Los atrasos no se pueden acumular indefinidamente, el proveedor no va a poder pagar a empleados, se puede ir rompiendo la cadena de pagos. Cuando hay una situación de esta naturaleza hay que combinar medidas de ajuste fiscal. La mitad de los $ 8.000 millones puede ser ajuste entre gastos e ingresos y la otra mitad se puede pedir ayuda a los multilaterales.

Pero el presidente Daniel Noboa no fue con un discurso así a los multilaterales, sino solo a solicitar dinero, tal vez esto no gustó…

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Las primeras declaraciones del presidente Noboa causaron incomodidad, en la medida que no hubo ninguna señal de que estuviera dispuesto a hacer sacrificios internos propios. Ahora ha hablado de reducción de gastos de $ 1.000 millones, lo cual es loable, pero es difícil de cumplir. Este año hay dinero que puede salir de la reforma tributaria y de la amnistía, pero que no se volverá a repetir.

¿Entonces de dónde se puede sacar el recurso restante?

Si quiere que el resto de lo que requiere venga sin dolor, no lo va a conseguir. Al presidente seguramente le gustaría que venga sin dolor. Pero eso no lo veo posible. Necesitamos una reducción del subsidio al precio de los combustibles domésticos. Ahí desperdiciamos como $ 4.000 millones por año. Por años hemos visto el esfuerzo de los gobiernos de salirse de esa trampa de los subsidios, pero cada vez que se habla de esto la gente se levanta, la calle se calienta. Sin una medida de ese tipo, o una elevación de tasa del IVA del 12 % al 16 %, sin una medida de esa magnitud no veo cómo se puedan cuadrar los números.

Pero como usted dice la gente no acepta este tipo de medidas; ¿la otra vía podría ser sacarle plata a la reserva y esto qué significaría para la dolarización?

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Esto podría pasar cuando el Gobierno vaya tomando conciencia del problema. Ahí va a haber gente que diga “toca pedirle al BCE”. Al momento hay $ 4.000 millones en la Reserva, cuyos fondos son de propiedad de los depositantes. El problema es que esa es una medida parche malísima porque le drena respaldo a la dolarización. Ese paso sería muy malo y, creo yo, que sería el comienzo del fin de la dolarización. El presidente debería decirle que no a esa opción, debe hacer como hizo Milei en Argentina y salir a hablar claramente sobre el problema y explicar cómo se lo puede superar.

En Argentina alguna gente sí ha aceptado, pero hay oposición. En Perú, la gente sí tiene una conciencia general del cuidado de las finanzas. En el caso de Ecuador, la gente no lo ve aún…

En Perú hay una cultura destructiva entre opositores políticos, pero respetuosa de los temas fiscales y monetarios. Como vivieron una hiperinflación, han logrado apreciar la salud de las finanzas públicas o del Banco Central.

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Pero en Ecuador también hubo la crisis financiera y altas inflaciones en 1999.

Vivimos ese problema de origen financiero y que se complicó por problemas fiscales. Pero ahora vemos un gran problema de origen fiscal. Tenemos pocas semanas, máximo un mes para que haya una propuesta a la sociedad. La sociedad va a aprender, se va a dar cuenta del problema serio que tenemos en la caja fiscal, el mes que ya no tengamos plata para pagar sueldos. Tal vez el despertar de la conciencia va a ser una situación de este tipo. Con este hecho tal vez se vuelva más fácil que el presidente pueda conversar con la gente y la sociedad acepte que hay que hacer algo. Debe haber un sacudón.

Pero todavía quedará una impresión de que hay despilfarro, que hay pipones, entonces la gente no se convence de que no hay más salidas.

Eso es cierto, si el Gobierno va a proponerle un camino de salida a la sociedad, también debe incluir acciones claras que le den una percepción de equidad, incluyendo tomar medida contra pipones, con la corrupción.

Recuperar lo robado, por ejemplo.

Sí, hacer esfuerzos en ese lado para que esté balanceado, la sociedad necesita entender que son sacrificios compartidos de manera equitativa. Las medidas duras requieren legitimidad. Pero cuando escucho las declaraciones del presidente Noboa parece que aún están en un mundo irreal. Le noto al Ministro de Finanzas tratando de explicar lo que sucede, pero lo veo solo, no veo eco en el propio Gobierno.

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¿El entendimiento de lo que está pasando llegará al pueblo y al Gobierno al mismo tiempo entonces?

Es entendible que el Gobierno inicialmente prefiere no oír malas noticias. Siempre pasa esto. A los economistas se nos hace difícil comunicarle al Gobierno estas que son noticias duras y no son fáciles. Por razones de la psicología humana van a preferir escuchar noticias buenas, toma un cierto tiempo que se den cuenta.

Pero ese momento ya está cerca.

Yo tengo la impresión que no nos queda mucho tiempo, cerramos con las justas diciembre y con atrasos. Pienso que hay que animarle al Gobierno a ir transparentando la situación e ir conversando con la sociedad. No es fácil, pues el país ya ha escuchado tantas malas noticias: inseguridad, falta de empleo, ahora tener que decir que aparte tenemos un problema de caja fiscal desesperante, no es algo que guste.

Y con el agravante de las voces que no ven el origen del problema.

La tendencia natural del espíritu humano es pensar que haciendo una facilidad petrolera te ayudas durante seis meses, pero a futuro ya no tienes ese ingreso. Necesitas medidas que te den soluciones permanentes, pues el problema que tenemos es estructural: inflamos el gasto demasiado en el tiempo del presidente Rafael Correa, ese gasto ha permanecido, pero los ingresos ya no hay. Los políticos han ido aumentando gastos también en estos años. Así se genera el problema de caja, sumado al problema de caja de la Seguridad Social. Es una tormenta perfecta.

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A propósito del IESS, el presidente de la entidad ha dicho que buscará hacer una reforma estructural, pero en ocho meses, tomando parte de su propuesta. ¿Qué le parece?

Me parece magnífico que esté hablando de una reforma legal, y que se tome como referencia la propuesta que se hizo.

¿Y el tema de pagar la deuda al IESS con activos, no será un enredo para la institución?

Hay que separar un poco los problemas. Hay una deuda histórica que el Ministerio de Economía tiene por pensiones con el IESS. Son unos $ 4.000 millones de hace algunos años. Se deben poner de acuerdo y tener un plan de pagos que puede incluir pago con bienes raíces. El problema más acuciante es el de caja actual. En 2024 el IESS va a tener que pagar $ 6.000 millones y en aportes solo recibirá $ 3.300 y Finanzas no le va a poder transferir todo. La cosa ha llegado a un punto en el que incluso si el fisco pudiera pagar ya no alcanza a cubrir el hueco. Como Comisión dijimos que si el fisco logra pagar el 40 %, le quedan tres años de vida a pensiones, si no, solo un año de vida. (I)

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