Alaa Hilal, una ama de casa de El Cairo, no logra superar el miedo desde que un perro callejero la mordió hace cerca de un mes, uno de tantos casos causados por los abundantes canes errantes, un asunto que ha generado un fuerte debate en Egipto.

"Salí de mi auto y di con un perro callejero excepcionalmente grande", cuenta a la agencia de noticias AFP esta mujer de 38 años, residente en un barrio del noreste de la ciudad.

"Se me aceró y me mordió sin ni siquiera ladrar", agrega Hilal, que acabó con una herida en el muslo y una vacuna en el hospital.

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Además de los monstruosos atascos, la contaminación y la omnipresencia de la basura doméstica, los perros callejeros también suponen un desafío para El Cairo, una megalópolis superpoblada de unos 20 millones de habitantes.

Entre 2014 y 2017, el número de mordeduras de perros "baladi" (perros callejeros en dialecto egipcio) y de otros animales errantes pasó de 300.000 a 400.000 en Egipto, según un informe del ministerio de Agricultura, que precisa que la gran mayoría de los casos fueron causados por canes.

En los últimos años, 231 personas murieron a causa de esas heridas, según el mismo documento.

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Aunque no hay estadísticas oficiales sobre el número de perros callejeros en El Cairo o en Egipto, el país tendría "más de 15 millones", según Shehab Abdel Hamid, veterinario y presidente de la Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (SPCA).

Esta oenegé ha realizado estudios de terreno en colaboración con asociaciones locales e internacionales.

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Asustadizos en los barrios animados del centro, esos perros, sin dueño, pueden mostrarse ruidosos y agresivos por los callejones mal iluminados y llenos de basura.

Algunos perros, portadores de la rabia, son muy peligrosos para el hombre, pues su mordedura puede ser fatal en 24 horas, recalca el presidente de la SPCA.

Durante el levantamiento popular de 2011, que derrocó al presidente Hosni Mubarak, el fenómeno de los perros callejeros se incrementó pues los agentes de limpieza dejaron de recoger la basura, explica Abdel Hamid.

Las lagunas del sistema de limpieza de basuras son "la principal causa de la crisis de perros callejeros en Egipto", considera el veterinario.

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Por otro lado, las soluciones propuestas al problema también son fuente de controversia.

Los poderes públicos solo intervienen caso por caso, "en respuesta a quejas de ciudadanos", indica el portavoz del ministerio de Agricultura, Hamed Abdel Dayem, que no menciona ningún programa específico para combatir el problema.

Algunos gobernadores prometen una recompensa a quienes los capturan para entregarlos a los servicios veterinarios.

Por su parte, los defensores de los derechos de los animales denuncian que algunas personas recurren a métodos radicales como el uso de armas de fuego o de venenos.

Hay quien usa estricnina, una toxina fulgurante, particularmente criticada por las oenegés, y considerada "inaceptable" para el bienestar animal por la Organización Mundial de la Salud Animal (OIE), de la que Egipto es miembro.

Al ser preguntado por la AFP, el portavoz del ministerio de Agricultura se limitó a afirmar que Egipto no importa sustancias prohibidas.

Hace poco, una diputada causó una gran polémica al sugerir que se podrían exportar esos perros a países asiáticos, con fines alimentarios.

Al oeste de El Cairo, en pleno desierto, cerca de las pirámides de Guiza, el "Refugio de la esperanza", una asociación privada, recoge a perros de las calles.

"Al principio, seguía páginas en Facebook dedicadas al rescate de animales", cuenta a la AFP Ahmed Al Shorbagi, responsable de la asociación.

"Salvé a una perra a la que llamé 'Hope' ['esperanza', en inglés], y cuando abrí el refugio, le di su nombre", explica este joven ingeniero eléctrico.

Tras abrir un segundo refugio, su proyecto atiende a más de 250 perros y cuenta con una decena de empleados. Según él, el 40% de la financiación proviene de sus propios fondos y, el resto, de donaciones particulares.

"En lugar de los millones gastados por el gobierno para importar veneno", la solución, según Shorbagi, sería esterilizar a los perros callejeros, algo que ya hacen otras ciudades afectadas por el mismo fenómeno, especialmente en México o en Chile.

"Le propusimos al ministerio de Agricultura que podríamos gestionar esta cuestión de forma gratuita como asociación, pero lo rechazó", asegura.

El ministerio, sin embargo, desmintió haberse negado a cooperar con organismos privados y alabó sus esfuerzos. (I)