Era noviembre de 2013 cuando el entonces canciller, Ricardo Patiño, expuso en Pekín el trato especial que Ecuador ofrecía a inversionistas chinos en materia impositiva. Esas preferencias se reflejan en 31 de los 48 contratos públicos que han sido financiados con créditos de China.

La mayoría de acuerdos determina que los contratistas no tienen que pagar impuestos de importación por equipos instalados en las obras, como las turbinas para las centrales hidroeléctricas. Eso no aplica, aclaran los documentos, a maquinaria usada en los trabajos, como excavadoras y rodillos.

Algunos contratos indican que las instituciones deben pagar a las contratistas directamente en una cuenta bancaria en China. En unos casos, esos pagos se hacen solo por los materiales importados; en otros, por la totalidad de los trabajos.

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De esta manera, las sucursales chinas en Ecuador se evitan el pago de impuesto a la salida de divisas (ISD), pues los pagos van directamente a China. Otro efecto es que el impuesto a la renta (IR) se reduce.

Este tipo de cláusulas se incluyeron en los contratos de las centrales Coca Codo Sinclair, Delsitanisagua, Quijos y Mazar Dudas, Minas San Francisco; también en los sistemas de control de inundaciones Cañar, Naranjal y Bulubulu; y en otras construcciones, como hospitales, edificios y vías.(I)