Entre Julian Assange y su libertad aún hay un obstáculo: la orden de arresto que mantiene la Policía Metropolitana de Londres en su contra. En Londres, ya es verano de nuevo, y mientras los turistas se mueven entre las tiendas y cafeterías del exclusivo barrio Kensington, el fundador de WikiLeaks cumple hoy cinco años alojado en la embajada de Ecuador.

Él ingresó a la embajada el 19 de junio de 2012. Suecia lo acusó de violar a dos mujeres, lo cual él rechazó. Los casos prescribieron hace unas semanas.

En una entrevista a Renata Ávila, parte del equipo defensor de Assange, se explicó que aún tienen “temas legales” pendientes con la justicia británica, pues “para ejercer su asilo él tuvo que romper con las condiciones de su arresto domiciliario”. Por ello, según Ávila, aún hay una discusión con la Fiscalía y la Policía Metropolitana, pues “ellos indican que es una falta que debe ser clarificada antes de que pueda abandonar Londres”. Por ser un tema político el proceso puede tomar semanas o meses.

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Hasta ahora el Gobierno ecuatoriano ha asegurado la estadía de Assange en la embajada. Sin embargo, en los primeros días del Gobierno de Lenín Moreno hubo tensiones.

En una rueda de prensa, Moreno dijo: “El señor Assange es un hacker, es algo que nosotros rechazamos. En forma personal yo lo rechazo”. “Respeto la condición en la que está, que exige el respeto de sus derechos humanos, pero también le pedimos que respete la situación en la que se encuentra”.

Esta fue la respuesta a tuits de Assange en los que dijo que los ecuatorianos pueden confiar en que si WikiLeaks recibe evidencias de corrupción en Ecuador serán publicadas.

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Assange luego lo cuestionó a través de su cuenta de Twitter: ¿Quién está aconsejando mal a Lenín? Diciendo que no se me permite “hablar de la política de ningún país” y luego hoy llamándome “hacker”.

Pasado este incidente, el australiano no ha vuelto a hablar de Ecuador o su gobierno. (I)