La sonrisa y expresión distendida del rostro de Lenín Moreno, a quien el Consejo Nacional Electoral (CNE) identifica como el ganador de los comicios del pasado 2 de abril, desaparecieron con una pregunta.

Era martes 4 de abril cuando, ante la consulta de un periodista en Quito sobre la “votación dividida”, Moreno frunció el entrecejo y adoptó una postura seria. Le pidió “respeto”, y pasó a escuchar otras interrogantes, sin responder a la de él.

Su reacción generó diversas opiniones sobre el estilo de diálogo que empujaría en su gobierno, el cuarto de Alianza PAIS (AP).

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Desde el 2 de abril Moreno ha ofrecido “inaugurar una época de diálogo”, y trabajar con “todas las fuerzas políticas y sociales”.

“La mano está extendida”, ha dicho en varias ocasiones.

Además, ya se ha reunido con algunos sectores, como autoridades seccionales de Manabí, empresarios e indígenas.

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Pero hay quienes se muestran cautos frente al anuncio, pues dicen esperar que implemente ciertos cambios, una vez en el poder.

Y desde la orilla oficialista, se llama a deponer actitudes.

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El titular del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), Ángel Sánchez, opina que Moreno debería invitar a conversar a gremios “relegados” como el suyo.

También, derogar varios decretos ejecutivos que “conculcan derechos”, según Sánchez.

Él “percibe” que Moreno tiene la “voluntad” de acercarse a los sectores sociales, pero anota que eso no es suficiente, sino que se necesitan “acciones”.

El presidente de la Ecuarunari (filial de la Conaie), Carlos Pérez Guartambel, coincide con esto último, y señala que una “muestra de que quiere gobernar para todos” sería si declarase una moratoria minera.

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Pero desconfía de que lo hará. Dice que tampoco cree que un futuro régimen de Moreno propiciaría las “condiciones para el diálogo”, porque ‘heredará’ la “estructura correísta”.

Incluso sospecha que el exvicepresidente replicará el estilo “autoritario” de Correa.

“Ya vemos lo que pasó con el periodista cuando (Moreno) le dijo que no lo deben tratar como licenciado, sino como presidente. Ya se ve que va por la misma línea del autoritarismo”, observa el dirigente indígena.

Pabel Muñoz, asambleísta electo por AP y extitular de Senplades, niega que su coideario se haya molestado porque se dirigiesen a él como licenciado.

Asegura que se molestó por la “carga negativa” en la pregunta pues, según Muñoz, “dejaba en tela de duda la legitimidad, la legalidad de la elección de Lenín Moreno”.

La pregunta fue “licenciado Moreno, ingeniero (Jorge) Glas, quisiera consultarles qué piensan hacer en su eventual gobierno, frente a una votación dividida, para ganar legitimidad en el gobierno”.

Muñoz concluye que Moreno reaccionó con ‘entereza’ y defendió “lo que cualquier presidente en cualquier parte del mundo tiene que sostener, que es la institucionalidad”.

Él y María Fernanda Espinosa, quien es parte del equipo de campaña y fue ministra del actul régimen, coinciden en que la invitación al diálogo de Moreno es para “todos”, incluso para quienes no votaron por él.

El pleno del CNE aprobó los siguientes resultados de los comicios: 51,15% de los votos para Moreno y 48,85% para Guillermo Lasso (CREO-SUMA).

Espinosa remarca que Moreno buscará conversar con “todos” porque ese es su estilo, su “práctica de vida”.

A modo de ejemplo indica que la misión Manuela Espejo, dirigida por él durante su vicepresidencia en beneficio de las personas con discapacidad, fue un “éxito” porque se la construyó con base en las propuestas de las personas.

El sector productivo espera que Moreno también considere sus pedidos. El presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), Richard Martínez, anuncia que le entregarán un plan de trabajo para que, cuando formalice su convocatoria, incluya temas tributarios, económicos, entre otros.

Martínez opina que el diálogo debería ser ‘institucionalizado’, es decir, realizarse de forma periódica y en base de metas.

Espinosa comenta que esto está en discusión. Y remarca que, así como existe la “voluntad” de conversar de Moreno, del otro lado “es necesario que se depongan actitudes”. (I)

Uno de los problemas que hemos tenido es tener una oposición del ‘todo o nada’. El diálogo supone la madurez para hallar puntos de acuerdo y tratar los que no se ha llegado a acuerdo.Pabel Muñoz, asambleísta electo