Hace muchos años, Piatsaw, un espíritu que se transformó en el primer hombre de la nacionalidad sápara, predijo que estaban condenados a desaparecer con la llegada de otras culturas. Parecería que esta profecía heredada por la tradición oral se vuelve realidad cuando las estadísticas registran que en el siglo XIX eran 20.000 las personas sápara-parlantes que vivían entre los ríos orientales de Napo y Pastaza, y que para inicios del siglo XX la población no superaba los 1.000 individuos.