En febrero de 2015, el Gobierno anunció su plan de traer al país autos eléctricos con la intención de utilizar la electricidad que producirán las nuevas centrales hidroeléctricas en el marco del llamado “cambio de la matriz energética”, dado que el transporte tiene serias implicaciones ambientales en las ciudades del país, al ser la principal fuente de emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

Con ello se tenía previsto que los primeros autos lleguen al país desde 2015. La importación de estos autos está exenta de aranceles e impuestos si su valor es de hasta $ 35.000.

Datos proporcionados por la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana señalan que entre mayo de 2015 y agosto de este año han ingresado al país 354 vehículos eléctricos. Además, 1.273 autos híbridos en ese mismo periodo. Estos últimos llamados así por tener sistemas de propulsión combinados entre los de combustión interna y motores eléctricos.

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Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología y publicado en el Journal of Industrial Energy, en 2012, encontró contraproducente promocionar el uso de estos autos en regiones donde la electricidad se produce a partir de combustibles fósiles. Hacerlo sí incrementaría significativamente los niveles de gases de efecto invernadero que a nivel mundial se busca disminuir para limitar el aumento de la temperatura media global a 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales.

El estudio de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología también concluyó que los vehículos eléctricos que se carguen con fuentes de energía bajas en carbono tienen el potencial de reducir las emisiones de GEI y la exposición provocada por los tubos de escape.

Juan Alfonso Peña, representante en la región andina de Global Footprint Network, organización que mide la huella ecológica, resalta que a más del hecho de que no emiten contaminantes durante su circulación por las calles, no utilizan aceites para lubricar sus motores, algo que en el país causa “una enorme contaminación del agua, porque no hay un sistema de reciclaje de aceites y terminan en los ríos”.

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Como segundo punto indica que tampoco emiten partículas de asbesto y otros materiales empleados en los frenos, como sí pasa con los autos de diésel o gasolina. Estos, explica, utilizan sus frenos para transformar la energía cinética en calor y poder así disminuir su velocidad o frenar. Al hacerlo, añade, se desprenden las partículas que contaminan el aire y son muy perjudiciales para la salud.

Otro punto a favor es que los motores eléctricos son 90% eficientes en comparación con los de combustión interna, lo que se traduce en una optimización de la utilización de los recursos energéticos, añade Jorge Luis Amaya, de la Facultad de Ingeniería en Mecánica y Ciencias de la Producción de la Espol.

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Pero al llegar a las baterías, otro de sus componentes, empiezan los cuestionamientos. El estudio de la Universidad noruega, por ejemplo, señala que para producirlas se usa una gran cantidad de materiales tóxicos como níquel, aluminio y cobre, de ahí que el impacto por acidificación sea mucho mayor. Al respecto, Amaya señala que esta crítica también podría hacerse a la industria de los equipos electrónicos como los smartphones o las computadoras, “porque utilizan la misma tecnología en su batería”.

Cuenca es una de las ciudades del país donde se prepara el terreno para la incursión de este tipo de vehículos, dice Pablo Abad, secretario de Planeamiento del Municipio cuencano: “Estamos definiendo, concluyendo los estudios de factibilidad, un equipo coreano y un equipo de técnicos ecuatorianos hasta mediados de este mes concluirá este estudio que va a ser financiado a través del Eximbank de (la capital colombiana) Bogotá para la implementación de electrolineras en la ciudad. Aspiramos a que en el primer semestre del 2017 ya podamos concluir la instalación de estas electrolineras”, dice. La expansión de este mercado dependerá de la instalación de la infraestructura para dar servicios a estos autos. (I)

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Vehículos eléctricos ingresaron al país como importación entre mayo de 2015 y agosto pasado, según la CINAE.

 

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