En bancos plásticos, de madera y hasta en una jaba de cerveza, Fernando Pita y sus amigos se concentraron ayer para ver el partido de la Tricolor frente a Bolivia. Se unieron una quincena de amigos, clientes y familiares afuera de su local, en la av. Quito y Ayacucho, una hora antes del inicio del partido.

En esa zona donde hay ferreterías y almacenes de repuestos de autos y más, la jornada se detuvo, esta vez por la selección. Ello se replicó en otras calles, en centros comerciales, restaurantes y en el Fan Fest de radio Diblú.

Sentado en una jaba de cerveza, repartiendo la bebida en vasos plásticos, Galo Castro, tío político de Pita, era un director técnico más junto a otros clientes de la ferretería. Cada jugada que pasaba el grupo discutía que los pases deben ser más directos y empujaban con gritos para volver a ganar como hace cinco días contra Chile.

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Javier Fuentes detuvo su cotización de repuestos de gasfitería. Complementó su escucha del partido por radio para observar en el televisor de Pita. En cada jugada comentaba con el resto lo que debía hacer el equipo tras recibir dos goles.

Con las manos en el rostro, en cambio, Marcelo Cedeño decía que quería cambiarse de nacionalidad junto a sus amigos en el Comercial León, en 10 de Agosto y Machala. Dos minutos pasaron hasta que saltó celebrando junto al aguatero del sector por el gol de Enner que ponía el marcador 1 a 2. “Dos más para que no me nacionalice”, decía contento.

En los locales de la av. 9 de Octubre, guardias, estudiantes y oficinistas seguían hasta con insultos para remontar el marcador. La fe decaía con el paso de los minutos y en cada arremetida revivía. Algunos gritaban “vamos” hasta que antes del fin, Enner infló las redes encendiendo el furor en la avenida. El abrazo de júbilo entre extraños se multiplicó. (I)

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