Era considerada una droga para ricos. Ahora se usa en favelas de Sao Paulo, en bares de Montevideo o en universidades de Bogotá. Usan cocaína (o sus derivados) población de bajo nivel socioeconómico, clases medias, jóvenes y adultos, universitarios y hombres de negocios.

El promedio de consumidores de cocaína de Sudamérica cuadriplica a la media mundial. Ya desplazó a Europa como la segunda región con más gente que la utiliza y solo está detrás de Norteamérica.

Los datos se desprenden del reciente Informe Mundial de Drogas de la Oficina de Naciones Unidas sobre Droga y Crimen (ONUDC), el cual señala que el consumo de cocaína en el Cono Sur se disparó más que en cualquier otra parte del mundo entre 2009 y 2015 y su porcentaje de usuarios se acerca cada vez más a Estados Unidos.

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En Ecuador, según el Ministerio del Interior, del 1 de enero al 2 de junio pasados, los agentes de Antinarcóticos de la Policía incautaron 47,42 toneladas de droga. De ellas, 39,88 estaban destinadas al narcotráfico y 7,54 al consumo interno.

Sudamérica ya no es solo la productora de droga para Norteamérica, Europa y Asia. Tiene mercado propio y el número de consumidores crece de manera más veloz que en el resto del planeta, según la ONUDC.

Mientras en Norteamérica el 1,6% de la población probó o usa cocaína en el último año, en Sudamérica el porcentaje llega a 1,5%. El promedio mundial es la cuarta parte (0,4%).

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“Además del aumento de ingresos en toda la región, la cocaína ahora tiene un mercado mayor. La cocaína solía ser una droga para gente rica, pero ahora tenemos países como Brasil donde la cocaína se usa por otros estratos sociales”, señala Ángela Me, jefa de investigación y análisis de tendencias de ONUDC y autora principal del reporte de droga. Agrega que hay más consumidores esporádicos. “Hay un incremento en la cantidad de consumidores, pero no tanto en el volumen de la cocaína usada”, manifiesta.

Guillermo Garat, periodista y autor del libro Marihuana y otras yerbas: prohibición, regulación y uso de drogas en Uruguay, le indica a BBC Mundo que Uruguay es un país que tiene una renta per cápita alta en comparación con otros países de América. “La cocaína es realmente muy barata (de $ 11 a $ 15 el gramo) y prácticamente no ha cambiado su precio desde el año 2000”, expresa Garat.

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Al respecto de Brasil, la jefa de investigación de ONUDC señala que hay consumo muy alto de derivados de cocaína de menor calidad como el crack y otras sustancias hechas a partir de los residuos de la pasta que en las calles llaman paco o bazuco.

Similar situación se repite en Argentina y Chile.

Con estas sustancias de baja calidad y bajo precio, el número de consumidores y también adictos crece.

Mientras, Bolivia y Perú redoblan esfuerzos para frenar el corredor aéreo de tráfico de cocaína que sale rumbo a Brasil.

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“Lo primero es prevenir. Trabajar con familias y en escuelas. Generar programas específicos apuntados en la población joven para prevenir el consumo”, menciona Ángela Me. (I)