A más de estar frente a una zona de subducción, las geografías de Esmeraldas y Manabí se encuentran asentadas sobre fallas geológicas. El terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter, que sacudió con fuerza esa zona el 16 de abril pasado, liberó un importante porcentaje de esa energía acumulada en el interior de la tierra.