A lo largo de estos casi seis años en que se construyó la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la obra ha sido calificada como emblemática. Se trata del principal eslabón en el plan del Gobierno para cambiar la matriz energética del Ecuador: ir reemplazando la generación de electricidad a través de termoeléctricas para usar energía producto del aprovechamiento del potencial hídrico del país, al menos hasta las proyecciones de demanda al 2017.