Impulsar la creación de un sistema latinoamericano de derechos humanos, y otro para la solución de controversias con empresas transnacionales, así como concretar la apertura del Banco del Sur, son las acciones políticas que el excanciller y ahora ministro de Defensa, Ricardo Patiño, deja como tareas pendientes a su reemplazo, Guillaume Long.

Esas conclusiones las hizo Patiño en un acto que, más que una rendición de cuentas de su gestión, parecía un homenaje a su figura política.

La tarde y noche del jueves pasado, el Teatro de la Casa de la Cultura en Quito, estuvo repleto de ministros de Estado, funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, asambleístas y militantes de Alianza PAIS (AP), que con banderas verdes, y gritos de respaldo acudieron a escuchar el informe del excanciller.

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El salón estaba adornado con ramos de flores y como apertura hubo una presentación del grupo folclórico Los 4 del Altiplano. Esto pese a que el Decreto 647, expedido por el Gobierno en marzo del año pasado, dispuso que estos informes se hagan por vías electrónicas para ahorrar recursos.

El acto, previsto para las 17:00, empezó una hora tarde, y luego de palabras de reconocimientos de migrantes y funcionarios hacia Patiño, este se tomó más de dos horas para informar sobre su labor.

Defendió el asilo al hacker australiano Julian Assange, quien lleva tres años en la Embajada de Ecuador en Londres. Resaltó la apertura de cuatro embajadas en África, “aunque todavía es insuficiente”, dijo.

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En su informe no se divulgaron cifras presupuestarias. Aunque resaltó la presencia de 98 terceros secretarios indígenas en la diplomacia.

En un breve discurso, Long reprochó editoriales que hablan de una Cancillería “que ha crecido”; y que no negó, “porque hay consulados en todo el mundo”, aclaró. (I)