En la denominada vía principal de Shushufindi, en la provincia de Sucumbíos, hay gente que camina por las veredas, pero casi nadie entra a comprar en las tiendas, ferreterías, almacenes de electrodomésticos, restaurantes... Son las 14:00 del miércoles último.

Cecilia Chanaluisa está parada frente al mostrador de su ferretería y tiene un rostro que refleja preocupación. La mujer, de 45 años, cuenta que desde hace tres meses sus ventas han bajado un 70 %, por lo que incluso ha tenido que despedir a dos de sus tres empleados.

A dos cuadras del local de Chanaluisa, Ramón Micolta ayuda a sus dos hijas en los deberes escolares, pues no hay clientes que atender en su juguetería. El día anterior Ramón solo vendió $ 10 en una jornada de trabajo de doce horas, pero diez meses atrás sus ventas sobrepasaban los $ 80 diarios.

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Micolta y Chanaluisa coinciden en que dos son las causas que están generando esta dificultad: la baja del precio del petróleo, que en la zona se ha transformado en menos contratación y despidos; y la devaluación del peso colombiano, que hace que las cosas sean más baratas en el vecino país y todo el consumo de la provincia se traslade hasta allá.

El gobernador de la provincia de Sucumbíos, Joffre Poma, sostiene que la baja en la actividad petrolera y comercial ha significado una reducción en el poder adquisitivo de la población y una afectación directa en el aparato agroproductor. Él cree que en un 50 % se han reducido los ingresos de los negocios de la provincia.

En Pacayacu, parroquia del cantón Lago Agrio que depende también del sector petrolero, la historia no es distinta. Por ejemplo, la mala situación económica existente ha hecho que la familia de Johanna Méndez decida en un mes dejar el pueblo e irse a vivir a Manabí.

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Según Méndez, a inicios de año dejaron de brindar el servicio de comida a una petrolera y no tienen ingresos fijos para mantenerse los siete miembros de su familia. Además, la venta de ropa no ha rendido, pues la gente va a comprar los fines de semana en la localidad colombiana de La Hormiga.

Para Vinicio Vega, alcalde de Lago Agrio, la reducción en la contratación de servicios petroleros y la falta de pago de varios meses a estas empresas de servicios por parte de petroleras como Petroamazonas, también significa mermas en las arcas municipales.

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En Lago Agrio, dice Vega, ante el cierre de locales comerciales, del 100 % de recaudaciones que el Municipio pensaba tener, solo ha alcanzado el 60 %.

Vega estima que en los últimos seis meses cerca de 5.000 personas salieron de las petroleras y de empresas relacionadas con sus servicios.

Poma, Vega, así como otras autoridades de Sucumbíos, esperan que con la visita del presidente Rafael Correa a la zona se concreten temas como una canasta comercial transfronteriza, el compromiso de pago de las deudas de petroleras estatales con empresas de servicios de la zona, la exoneración de impuestos... (I)