Dar consejería, apoyo emocional y espiritual, servir de pacifistas, orientar, dar consuelo y transmitir el evangelio de Jesucristo son algunas de las funciones de un capellán.

Desde el 2013, luego de que Carlos Prieto y su esposa, Sonia de Prieto, se graduaron como ministros de la iglesia evangélica Bautista Israel, en el 2010, que está en la av. Principal de Entre Ríos, comenzaron con el proyecto de la capellanía. “Sentimos el llamado de Jesús y por eso presentamos la propuesta de comenzar con este ministerio que tiene como objetivo ayudar a las personas necesitadas”, explica Sonia.

Al inicio solo 4 personas integraron el ministerio. Ellos se encargaban de ayudar tanto en el aspecto social, económico, como de bienestar o salud, a personas de diferentes lugares como escuelas, hospitales, hospicios, indigentes, albergues, centros de rehabilitación, cárceles, entre otros. “No nos abastecíamos, así que vimos la necesidad de hacer un llamado abierto para el que deseara participar, no importa la religión que tenga”, acota.

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Actualmente, ella junto con su esposo están preparando capellanes con talleres gratuitos desde este mes hasta agosto, así como un seminario que empieza en agosto, este sí pagado, y que dura tres meses.

Hasta ahora hay 45 voluntarios que participan en la maternidad, hospital del IEES y cárcel de mujeres.

Las funciones que realizan son por autogestión, a través de la venta de dulces, comida o pulgueros y son sin fines de lucro.

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El 11 de abril se graduó la primera promoción de capellanes del país, conformada por 55 personas, de 9 iglesias diferentes, de la escuela International Police Chaplain. (I)