Hasta antes de la llegada al poder de Fidel Castro (1959) la visita de turistas a Cuba estuvo en alza. Los estadounidenses eran los que llegaban mayormente atraídos por la cercanía, sus playas, el clima tropical y la diversión nocturna.

Un año antes, 301.829 extranjeros ya habían visitado la isla (1958), los que representaron ingresos de 56,9 millones de dólares. Luego de la Revolución Cubana este sector decreció. Fue en la década del 90 en que hay inversión en la capacidad hotelera y se convierte en el mayor potencial de ingresos.

Hoy el ron, los puros, la música y los autos clásicos de más de medio siglo siguen atrayendo no solo a los estadounidenses. El turismo es la segunda fuente de ingresos a la economía de Cuba detrás de los servicios profesionales. En el 2014, Cuba rebasó por primera vez al recibir 3’002.745 millones de turistas, los que representaron ingresos por $ 2.700 millones. En lo que va de este año han arribado 404.421 extranjeros.

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Tras el deshielo diplomático que EE.UU. y Cuba develaron el 17 de diciembre pasado en un histórico anuncio simultáneo, la llegada de turistas no ha dejado de aumentar. Tampoco ha parado la visita, en algunos casos por primera vez, de mandatarios y empresarios de varios países de Europa interesados en conocer posibilidades para iniciar o afianzar negocios.

Según analistas, pese a que aún está vigente el embargo comercial impuesto por Washington y hay un proceso de reformas existe el interés de apoyar la apertura comercial iniciada por los presidentes Raúl Castro y Barack Obama. También el de competir comercialmente para no quedar en desventaja frente a los EE.UU., que va por su cuarta ronda de negociaciones.

Para el economista cubano Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Cali (Colombia), el interés internacional por la isla “es una señal de respaldo (internacional) a la reforma económica cubana y al escenario que se abre a partir del nuevo tono de las relaciones con EE.UU.”.

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Los primeros en llegar han sido los empresarios norteamericanos. A inicios de este mes recibió por primera vez, tras 56 años de la Revolución Cubana, la visita del presidente francés, Francois Hollande. Llegó con representantes de varias empresas, algunas ya presentes en la isla. Uno de los últimos acuerdos fue con las cadenas hoteleras francesas Accor y Warwick International Hotels & Resorts (WIH) para incorporar a sus operaciones nuevos hoteles en el balneario de Varadero y el archipiélago Jardines del Rey.

También han arribado representantes de Holanda, Japón y Reino Unido. Una de las recientes visitas en este mes fue la del presidente de Serbia, Tomislav Nikolic. Este país vota desde el 2006 ante la ONU por el levantamiento del embargo a Cuba.

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Antes de la histórica Cumbre de las Américas de Panamá, el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera en Cuba, Rodrigo Malmierca, dijo al diario oficial Gramma que el comercio exterior de la isla se ha transformado y hoy está más avocado a las exportaciones profesionales, en las áreas de salud y turismo, lo que representa el 70% de las ventas totales en el mercado mundial.

Malmierca señala que para que la “economía nacional crezca a tasas más dinámicas y el crecimiento del PIB alcance el 5%, Cuba requiere que los niveles de acumulación de capital sean superiores al 20% y no al 12% actual. Esto solo es posible a través de dos vías: el acceso a créditos financieros a largo plazo y el fomento de la inversión extranjera directa”.

Según Malmierca, desde la aprobación de la ZEDM (Zona Especial de Desarrollo Mariel) y de la Ley 118 de inversión extranjera, en marzo del 2014, se han generado muchos intereses de inversión, por lo que se han iniciado proyectos en varios sectores. Pero hay opiniones contrarias. Carlos Saladriga, del Grupo de Estudios Cubanos, en un panel con empresarios de la Florida, señaló a Martinoticias “que es una ley (de inversión extranjera) que no ofrece ninguna garantía ni seguridad porque el inversionista no puede contratar a sus propios empleados”.

Las empresas de México muestran interés en sectores como el agroalimentario, la química y la energética, mientras que las de Portugal ven posibilidades en las energías renovables, infraestructuras, industria farmacéutica, biotecnología, la construcción o el turismo. (I)

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