Cada año terminan envenenadas por plaguicidas 3 millones de personas, la mayoría en países en desarrollo, de las cuales mueren unas 20.000, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el país, en el informe ‘La equidad en la mira: la salud pública en Ecuador durante las últimas décadas’, financiado por la Organización Panamericana de la Salud en el 2007, el investigador Guido Terán Mogro reseña que en 1978 la tasa de intoxicación aguda por plaguicidas era de 0,8 por cada 100.000 habitantes. En el 2004 pasó a 15,2 (1.991 casos).

La situación continúa. Un informe elaborado en el 2012 por el Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (Ciatox) –un servicio estatal que provee información toxicológica– y que consta en la página web del Ministerio de Salud Pública (MSP) muestra que los plaguicidas siguen figurando entre los principales agentes causantes de intoxicaciones. En el 2011, el 49,2 % de los 2.527 casos registrados correspondió a intoxicaciones por plaguicidas (insecticidas, fungicidas, larvicidas, nematicidas). El almacenamiento inadecuado o la aplicación incorrecta detonan el problema.

Progresivamente también ha despuntado su consumo en cultivos. El Sistema Único de Información Ambiental estima que en el 2003 este fue de 3,31 toneladas por cada mil hectáreas, proporción que se incrementó a 4,82 t en el 2012. “Hay un aumento del 46 %, lo cual es sumamente preocupante cuando en los años 2000 teníamos suficientes evidencias de los efectos adversos en la salud, la economía y el ambiente”, dice Myriam Paredes, investigadora de la Flacso, quien con Stephen Sherwood, su esposo, ha estudiado el uso de plaguicidas, enfocándose en los altamente tóxicos.

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La OMS creó cuatro categorías de plaguicidas: extremadamente peligroso, altamente peligroso, moderadamente peligroso y ligeramente peligroso. En los países en desarrollo recomienda no usar los extremadamente, altamente y, preferiblemente, ni los moderadamente peligrosos.

En la lista de los 1.985 productos plaguicidas registrados en la Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de la Calidad del Agro (Agrocalidad), la autoridad nacional sanitaria, fitosanitaria y de inocuidad de los alimentos adscrita al Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca, constan productos de categorías extremada y altamente peligrosos. La norma ecuatoriana los prohíbe para aplicaciones aéreas, sin embargo, la misma legislación permite venderlos bajo la prescripción de un ingeniero agrónomo.

A otros productos como el carbofurán se les ha cancelado el registro. En la legislación vigente está restringido, pero Paredes dice que se lo encuentra fácilmente en Carchi, una de las quince provincias consideradas sensibles por Agrocalidad, dado que en sus productos agrícolas se han detectado residuos de plaguicidas que superan los límites máximos permitidos.

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Mediante acuerdos para cooperación e intercambio de recursos con el MSP y el IESS, y por medio del levantamiento de información de los médicos del hospital y de centros de salud en San Gabriel, en Carchi, el estudio de Paredes identificó que los efectos más graves por el uso de agroquímicos atañen la salud de los papicultores y de sus familias y van desde dermatitis hasta muerte por intoxicación.

Sobre el daño ambiental que estos productos pueden causar, el Ministerio del Ambiente enumera desde la pérdida de la fertilidad del suelo, proliferación de plagas por eliminación de competidores naturales, contaminación del agua hasta disminución de especies no objetivo, como aves, peces, abejas.

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Por más de diez años, junto con más de 20 investigadores nacionales e internacionales, Paredes y Sherwood estudiaron la problemática en Carchi, que hasta mediados de la década del 2000 producía casi el 40 % de la papa que se consumía en el país. Durante los años del estudio, la intoxicación por plaguicidas fue la segunda causa de muerte en esa provincia, donde solo en el 2003 –según sus estimaciones– esta industria facturó unos $ 5 millones en ventas.

El uso de los plaguicidas en Ecuador data de 1950, pero despuntó luego de la reforma agraria (entre 1964 y 1979), con lo cual los conocimientos de fertilización, manejo de suelo, de semillas y de cultivo y producción ancestrales se fueron perdiendo. “Hemos llegado al punto de que los agricultores no creen posible producir sin fertilizantes y sin plaguicidas”, comenta Paredes.

En Salitre, Santa Lucía, Palestina, Colimes, Daule, Naranjal y El Triunfo, en Guayas; así como en Ambato, Cevallos y Quero, en Tungurahua, los agricultores dicen que los agroquímicos mejoran su producción y evitan que las plagas maten los cultivos.

En un recorrido realizado por EL UNIVERSO se evidenció que no se protegen para manipularlos. Dicen que nadie controla el uso que ellos hacen de estos productos y que el asesoramiento técnico lo reciben en las tiendas donde los compran, de quienes los contratan (para fumigar, por ejemplo) o de algún familiar que los ha usado.

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Juan González, director de la Asociación de la Industria de Protección de Cultivos y Salud Animal, integrada por las principales empresas fabricantes, importadoras y comercializadoras de insumos agropecuarios, destaca que entre el 2011 y 2014 capacitaron en gestión integral de plaguicidas y en buenas prácticas agrícolas a 35.857 personas, entre ellas, agricultores.

José Zambrano, quien posee dos hectáreas de arroz en la vía Puerto Inca-Naranjal, manipula agroquímicos sin guantes, mascarilla o traje impermeable, solo lleva botas de goma. “Sí tengo en la casa, pero el problema es que a uno le cogen los soles y uno se ahoga. Claro que la protección de uno es esa, sino que uno como agricultor también a veces no cumple las leyes”, reconoce.

“Sé que la sangre se intoxica cuando se fumiga sin las protecciones debidas, además me duele la cabeza y arden los ojos”, dice David Aldaz, de 27 años, en Quero, Tungurahua. Tras fumigar su cultivo de papa, se baña y toma leche porque “es bueno”, le dijeron. También ahorra. Se ha prometido que al cumplir 40 cambiará de actividad. (I)

1.985 registros de productos plaguicidas figuran en la página web de Agrocalidad.

185 son las empresas importadoras, distribuidoras, formuladoras o envasadoras de plaguicidas registradas.

Alternativas
Control de plagas

Estudio en Carchi
Durante el estudio, el 30 % de los papicultores redujo la plaga del gusano blanco, sin perjudicar su producción por hectárea, usando trampas y plantas cebo antes de la emergencia del cultivo.

Agroecología
Es otra propuesta para disminuir la dependencia de los plaguicidas y fertilizantes sintéticos. Abarca tecnologías de manejo sostenible del suelo.