La falta de pago le resta liquidez al fondo de salud, que ha bajado su inversión en el Biess, algo que se teme pase con las pensiones si se elimina el 40% en la ley.

Falta de medicinas, citas que se asignan tres y hasta más de doce meses después, hospitales y centros médicos con paredes despintadas o con humedad, equipos dañados y falta de especialistas. Las quejas por las condiciones en que se da la atención en salud en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) no han cesado con el tiempo y llegaron a un punto crítico en enero pasado, cuando su segundo hospital más grande, el Teodoro Maldonado Carbo de Guayaquil, fue declarado en emergencia.

La medida fue anunciada por Víctor Hugo Villacrés, delegado del presidente Rafael Correa y por ley presidente del Consejo Directivo de la entidad, que además integran Felipe Pezo, representante de los empleadores, y Paulina Guerrero, de los afiliados. Se adujo ineficiencia administrativa y corrupción. Correa recorrió el hospital y aseguró que no se trató de falta de recursos sino de “mala gestión”, porque el 40% del presupuesto no se utilizó. El problema de fondo, dijo en el enlace 411 del 14 de febrero pasado, es que el hospital no tiene capacidad para atender a todos los usuarios.

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El IESS, sin embargo, acarrea un problema mayor a nivel nacional: una millonaria deuda que el Estado acumula desde el 2006 a los fondos de salud y del Seguro Social Campesino y que hasta el 2014 totaliza $ 1.749 millones (ver gráfico), según documentos sobre los estados financieros del Seguro de Salud a diciembre del 2014.

Esa deuda, señala Pezo en su informe de labores de junio del 2014, ha provocado que, para tener liquidez, se deba desinvertir y reducir en el 91% las inversiones que tiene el fondo de salud en el Banco del IESS (Biess): de $ 618 millones en el año 2011 a $ 52,9 millones en el 2014. “Esto incidirá en los rendimientos y la liquidez necesaria para mantener las prestaciones que por ley nos corresponde”, agrega.

El déficit de liquidez se preveía que alcanzara los $ 544,65 millones hasta diciembre del 2014, y para el 2015, de mantenerse las mismas condiciones, se proyecta en $ 964,75 millones. Las cifras son similares a uno de los montos anuales que el IESS gasta en las redes médicas interna o externa (clínicas, hospitales y médicos privados) para brindar atención.

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En el 2013, según datos del sistema de Gestión Financiera, el IESS invirtió en su red interna $ 881,8 millones y en los prestadores externos, $ 532,5 millones. Hasta junio del 2014 fueron $ 324 millones y $ 203 millones, respectivamente.

Este Diario solicitó el pasado 10 de marzo una entrevista con Villacrés y envió preguntas a su encargada de relaciones públicas sobre la deuda y su impacto, la actualización de estudios actuariales y la capacidad de atención, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

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Omar Serrano, exrepresentante de los afiliados ante el directorio del Biess, explica que el fondo de salud del IESS es deficitario porque se generan más egresos que lo que recauda, porque esa deuda acumulada está en el limbo y, durante siete años, pese a haberse conformado comisiones bipartitas, el Ministerio de Finanzas y el IESS no se han puesto de acuerdo en el procedimiento y la forma de pago.

Un ejemplo de ello consta en el acta de aprobación del presupuesto de este año del IESS. En los antecedentes se detalla que en agosto del 2014 se puso en conocimiento del Ministerio de Finanzas que el monto de obligaciones y contribuciones para el 2015, para financiar las prestaciones, llega a $ 1.766,3 millones. La cartera de Estado respondió que como aún no existe el Reglamento General a la Ley de Seguridad Social que norme la contribución financiera obligatoria del Estado para las atenciones de salud, no es posible establecer y asignar la contribución en la Proforma 2015. Asignó $ 1.100 millones, $ 666 millones menos.

Otro factor que incide en el déficit del fondo es el peso que tiene desde el 2010 la inclusión de los hijos menores de 18 años de los afiliados al seguro de salud, sin que aporten. Suman 4’153.064, pero los afiliados que contribuyen por su atención individual son 2’711.742.

El cambio a la ley se sustentó en los principios de universalidad y equidad social y en la misión del IESS de proteger a la población, con relación de dependencia laboral o sin ella. Se estableció, además, que se requería financiamiento adicional, para lo cual se revisarían y ajustarían, de ser el caso, los aportes personales y patronales a partir de enero del 2012. Aquello no se ha dado, aunque la Ley de Seguridad Social establece que no se crearán prestaciones si no están debidamente financiadas.

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Correa negó que esa sea una de las causas y en el enlace 411 argumentó: “No es cierto que esto es fruto de que se dio atención en salud a los menores de 18 años, porque yo no vi ningún menor de 18 en el hospital...”.

Según datos del IESS, solo en el primer semestre del 2014 se atendió en el país a 967.553 menores de 18 años, lo que representó $ 10’039.574 en medicinas y $ 49’324.976 en procedimientos. Por derivación a clínicas se dio atención a 130.842, a un costo de $ 5’869.582.

Pezo, en un oficio enviado al ministro coordinador de la Política Económica, Patricio Rivera, propuso que se cobre una prima de entre 0,40% y 0,60% por los menores de 18, que para la atención en salud a los jubilados menores de 65 años se establezca el pago como a los afiliados y que el Estado se ponga al día con la deuda.

La situación del fondo de salud genera inquietud por lo que podría pasar con el de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), que goza de superávit y tiene invertidos en el Biess unos $ 6.800 millones, ante la propuesta oficial de modificar el art. 237 de la Ley de Seguridad Social. Este señala la obligación del Estado (desde 1942) de financiar el 40% de las pensiones.

Pero Correa busca cambiar esa obligación del Estado: “Ya estamos corrigiendo esa barbaridad. Lo que debe decir la norma es que el Estado garantiza las pensiones, pero no que tiene que darle 40% así le esté sobrando plata al IESS... Es un absurdo”, dijo en el enlace 412.

El riesgo, dice el exdirector del IESS, Marco Morales, es que no queda claro cuál será el porcentaje. “Eso es gravísimo, porque los propios estudios de la seguridad social llevan a que los cargos del déficit serían tan amplios que en un momento determinado volverían al sistema inviable”, señala.

Ese fondo ya se vio afectado en el 2010 al modificarse la Ley para que el ajuste anual de pensiones fuera de entre el 4,31% y 16,16%, según el monto (a menor pensión, más aumento) y no acorde con la inflación.

Un reciente balance actuarial del IESS muestra que solo habría recursos para los próximos doce años (2036) para cubrir las pensiones (hay 411.562 pensionistas) y que, sin el aporte del 40%, para el 2053 habría un déficit de $ 70 mil millones.

La asambleísta (PSC-MG) Cristina Reyes, de la Comisión de Derechos de los Trabajadores, considera que el efecto podría ser la descapitalización del IESS y que eliminar el 40% vuelve inexigible la obligación estatal. Para ella, el tema tiene que ver con fondos: “Qué coincidencia que lo quieren hacer en época de crisis (...), dejan en evidencia que no tienen plata para pagar. El argumento oficial ha sido que podrían aportar más, entonces fijen un porcentaje mayor”. (I)

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Unidades médicas contabiliza el IESS en su red: 96 del Seguro de Salud, 658 del Seguro Campesino y 889 privadas con convenio.