La preocupación por el medio ambiente motiva a administradores y moradores de urbanizaciones, de las avenidas Samborondón y León Febres-Cordero, a desarrollar y participar activamente en proyectos y actividades de protección del entorno.

En Villa del Rey, ubicada en el km 14 de la avenida León FebresCordero, en un espacio ubicado en el medio de la vía principal, un letrero indica que el lugar se ha destinado para un Plan de Reforestación. Allí se han plantando árboles como guayacán y colorado, hay un vivero propio con especies nativas y además se realiza el tratamiento de las aguas residuales, que luego son reutilizadas para el riego.

César Arellano, coordinador de Gestión Ambiental y especialista en temas de medio ambiente, indica que la urbanización ha adoptado el compromiso de cuidar el entorno y que tiene procesos para el manejo de desechos y certificación ISO 14001:2014 del Sistema de Gestión Ambiental.

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Manuel Torres, gerente de Proyectos de Villa Club, explicó que en esta urbanización (km 12) hay un inventario de árboles de especies nativas como guayacán, colorado, pechiche, entre otras. Además, se realizan trasplantes de especies en taludes y en áreas públicas, como muestra de su compromiso ambiental.

En la urbanización La Joya, ubicada en el km 14 de la misma avenida, también existen áreas de Reserva Forestal, un vivero propio con especies nativas, así como personal capacitado en manejos ambientales, reforestación y tratamiento de las aguas residuales.

El gerente general, Mario Álvarez, añadió que allí también se cuenta con procesos para el manejo de desechos que tienen la certificación ISO 14001:2014 como parte de un plan de manejo integral, que fue aprobado por el Ministerio de Ambiente.

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En la etapa Murano, los residentes colocan a diario botellas de plástico en una estructura metálica que mide tres metros de longitud y tiene forma de un botellón.

La iniciativa, que comenzó el año pasado, busca contribuir a la conservación del medio ambiente y recaudar fondos para hacer mejoras en el sitio. Moyra Troya, administradora de Murano, explicó que el dinero que se obtiene al vender las botellas de reciclaje se ha utilizado para pagar un bebedero de agua que está en las canchas.

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En la urbanización Bosques de Castilla, ubicada en el kilómetro 1,5 de la avenida Samborondón, también se hace reciclaje desde el año pasado. En el área social hay tres tachos de diferentes colores en los que se indica el tipo de basura que debe depositarse: orgánico, no reciclable, papel y cartón.

“Hay dos finalidades: poner el granito de arena en la parte ecológica y con el dinero que se recauda por el reciclaje se hacen actividades de recreación para el personal que trabaja en el mantenimiento de la urbanización”, dijo Jaime Buendía, administrador de la urbanización.

Señaló que además se está coordinando con una empresa privada para implementar un proyecto que permita reutilizar los desechos vegetales producto de la poda de jardines del sitio. “Se los puede transformar en tierra de abono”, dijo y destacó que hasta el momento los residentes han colaborado en las iniciativas para cuidar el medio ambiente.

“Evidentemente eso ayudará también a evitar que se produzcan malos olores en la urbanización porque se va separando el tipo de basura. Es una iniciativa muy importante y ojalá en todas las urbanizaciones se haga algo similar”, destaca Roberto Rivadeneira, morador de Bosques de Castilla.

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Por su parte, en la etapa Coralia de Ciudad Celeste (km 9) se recolectan los desechos electrónicos y botellas de plástico. El plan piloto lo presentó a los administradores un estudiante de Ingeniería Ambiental de la Universidad Agraria que vive en el sitio.

En enero de este año, se suscribió un proyecto con dicho centro de estudios y de inmediato comenzó a ejecutarse la iniciativa.

Los materiales que se incluyen son computadoras, impresoras, teléfonos digitales, pilas y cargadores de todo tipo. En la Coralia existen 132 propiedades y actualmente habitan 110 familias.

En Singapur y en Dubái de la Isla Mocolí tienen una planta de tratamiento de aguas servidas. Vicente Zambrano, fiscalizador de la empresa Wander, que construyó el conjunto residencial, señaló que en la planta hay un tanque con elementos que descomponen las heces y luego de un proceso se clorifica el agua y sale para reutilizarla en el riego de los jardines.

La administradora de Singapur, Lina Landívar, indica que están impulsando además el reciclaje de basura con el personal de mantenimiento, pero aún no se integra a los residentes. “Ellos no tienen depósitos de basura para recolectar plásticos y cartón por separado”, manifestó y sostiene que no es sencillo que los habitantes se adapten a la cultura del reciclaje.

En Parques del Río se ha destinado un lote vacío que tiene cerramiento para almacenar los desechos electrónicos, de metal, plástico y vegetales, desde el año 2010.

Dos veces por semana, el personal de mantenimiento pasa por las casas recogiendo la basura, que lleva al área vacía y lo clasifica. También hay maceteros con las plantas que sacan los residentes de sus jardines cuando remodelan indicó la administradora de la urbanización, Ligia Vélez, quien destacó la importancia de crear conciencia ecológica. (I)