El recuerdo de las personas que están desaparecidas en el Ecuador se profundiza en estas fechas entre sus familiares, quienes no descansan ni por las fiestas de Navidad ni de Fin de Año en su misión de encontrarlas.

La mañana del miércoles 24 de diciembre, Telmo Pacheco llegó a las 11:00 a la Plaza Grande, frente al Palacio de Carondelet, y realizó el mismo ritual que viene haciendo desde hace unos dos años y medio.

De una maleta sacó las fotos y afiches de decenas de personas reportadas como desaparecidas, entre ellas la de su hijo, y las colocó en la vereda. Por la actividad comercial de Navidad el Centro de Quito registró ese día un mayor flujo de gente que se interesó en las fotografías que Telmo ubicó en el piso.

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“Mi hijo, Telmo Orlando, desapareció el 1 de noviembre del 2011 y desde entonces para mí no hay celebraciones. Qué podemos celebrar como familia si él era la alegría del hogar, él era nuestro músico, el que nos organizaba”, recordó.

En donde sí hubo reunión familiar en Nochebuena fue en la casa de Alexandra Córdoba, madre de David Romo, desaparecido en mayo del 2013. Sin embargo, no se trató de una celebración, sino de un momento de oración y de unión.

“Desde hace dos años nada es igual en nuestra casa. David era el de las ocurrencias. Mi hijo era como el niño que esperaba con ansias la noche del 24 de diciembre para ver qué regalos le daban sus tíos, sus abuelos, sus padres”, rememoró Alexandra.

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En los últimos 19 meses la familia de David ha centrado su atención en las operaciones de búsqueda organizadas por la Policía y la Fiscalía, más que en conmemorar estas fechas. Sin embargo, no ha habido avances importantes, dijo la madre, para dar con el paradero del universitario que tenía 21 años cuando desapareció.

Según cifras que maneja la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec), tomando como fuente a la Fiscalía General del Estado, hasta julio de este año se tenían reportadas 1.748 personas perdidas.

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De acuerdo con el ministro del Interior, José Serrano, con la creación de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased), se ha mejorado la resolución de casos de personas desaparecidas y de asesinatos.

“Del 16 % de resolución de casos de homicidio y desapariciones que estaba en el año 2013, se incrementó al 54 % en el año que finaliza y aspiramos llegar al 70 % en el 2015”, dijo el funcionario a inicios del mes.

Esto mantiene viva la esperanza de María Mejía, quien desde hace cinco años no ve a su hija, Fernanda Guerrero, y que espera que con la reciente captura de su exesposo, al que considera el principal sospechoso, se resuelva el caso.

María ayer organizó un almuerzo con familiares de desaparecidos de otras provincias. Ella ha encontrado en estas personas un soporte para continuar con su lucha. “Estoy segura de que en el 2015 voy a encontrar a mi hija, pero quiero que otros casos que no se han hecho públicos también se hagan visibles”, expresó. (I)

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Hace cinco años yo pasaba por la Plaza Grande y veía a Pedro Restrepo reclamar por sus hijos y jamás me imaginé que iba a estar en esa situación. Ahora entiendo que nadie está libre de algo así”.Telmo Pacheco Padre