El área de la bahía de San Francisco podría experimentar terremotos mayores de lo previsto en el futuro cercano, según un estudio publicado este martes en el Boletín de la Sociedad Sismológica de Estados Unidos.

El informe, liderado por James Lienkaemper, científico del Servicio Geológico de EE.UU. en Menlo Park (California), señala que la situación es especialmente preocupante en cuatros fallas en áreas urbanas alrededor de San Francisco.

Las citadas fallas han acumulado suficiente energía como para desencadenar un terremoto de una magnitud entre 6,8 y 7,1 en la escala de Richter en cualquier momento, señala el estudio.

Publicidad

Lienkaemper alertó de que la Falla Green Valley, en el condado de Solano, podría desencadenar un terremoto mayor de lo que se pensó en un principio, y que podría alcanzar una magnitud de 7 grados. A la falla Gran Valley, se suman las Calaveras, Hayward y la de Rodgers Creek.

Lea también: San Francisco recuerda terremoto que la afectó hace un siglo

El informe sale a la luz menos de dos meses después de que un terremoto de magnitud 6, con epicentro a menos de diez kilómetros de la ciudad de Napa, causase grandes destrozos a finales de agosto en el corazón vinícola californiano.

Publicidad

Lienkaemper y sus colegas han estado analizando los pequeños y continuos movimientos en las fallas del norte de California durante años.

Los científicos calculan que el próximo gran terremoto en cualquiera de las cuatro fallas podría ser comparable al de magnitud 6,9 en Loma Prieta, que tuvo lugar hace 25 años y dejó 63 muertos y 6.000 millones de dólares en daños.

Publicidad

Los científicos aseguraron que las fallas Hayward y Calaveras podría desencadenar terremotos de magnitud 6,8, y Rodgers Creek y Green Valley podrían causar sismos de magnitud 7,1.

El Servicio Geológico Estadounidense sostiene que hay un 63 % de posibilidades de que se produzcan uno o varios temblores de magnitud 6,7 o mayores en el área de San Francisco en los próximos 30 años.

San Francisco ha invertido más de 10.000 millones de dólares en los últimos 15 años para prepararse para un gran terremoto, al reforzar la estructura de los edificios para que sean capaces de soportar un gran temblor.