Había cumplido 12 años cuando recorrió por primera vez las instalaciones de la Escuela Agrícola Panamericana Zamorano. Era el 2002. Juan Pablo Dalmau, quien proviene de una familia dedicada a la agricultura y ganadería, viajó ese año a Honduras para asistir a la graduación de un tío.

La ceremonia fue emotiva y quedó grabada en un video casero. Él aparece en un fragmento diciendo: “Yo voy a ser zamorano”. Esa frase lo marcó y siete años después volvió para estudiar Administración de Agronegocios, una de las cuatro carreras que ofrece esa entidad.

“Siempre me gustó el campo, pero ese viaje me motivó. De Zamorano me gustó el hecho de que se aprende haciendo, te llevan al campo a practicar”, dice Dalmau, de 24 años, quien se graduó en el 2012 y administra una hacienda en Esmeraldas, que tiene ganado y palma.

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Su primo, Fernando González, de 21 años, culminó en diciembre la carrera de Ciencias y Producción Agropecuaria en ese mismo centro. Él está a cargo de una camaronera.

Las generaciones de ecuatorianos que han pasado por Zamorano, una de las tradicionales universidades latinoamericanas especializadas en el agro, siguen creciendo. En el 2013, los ecuatorianos ya representaron el 31% de los estudiantes de esa institución, por encima de los hondureños que ocuparon el 24%. Hasta el 2011, ambos países tenían igual número de estudiantes (26%), según la entidad, que tiene un centro de investigación y un parque agroindustrial con fines académicos.

Eso implica que de los 340 alumnos que entran cada año a Zamorano, unos 100 provienen de Ecuador, que hasta el año pasado contaba con 1.614 graduados a lo largo de los 72 años de historia de ese centro. Decenas de ellos participan hasta mañana en la Convención Internacional de Zamoranos que se realiza en Guayaquil.

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Santiago Jaramillo, presidente del directorio de la Asociación de Zamoranos Litoral Ecuatoriano, afirma que el aprendizaje que combina la aplicación de la teoría con la práctica en escenarios reales es un factor que incide para que los ecuatorianos busquen estudiar allí, becados o costeando por su cuenta la carrera que por año demanda unos $ 20 mil.

“Zamorano es diferente, es un internado, se estudia de lunes a sábado, 11 meses al año, se usan uniformes”, refiere.

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Francisco Arámbulo se graduó de agrónomo en 1961. Este guayaquileño, dedicado a la siembra de teca, cacao y banano, recuerda que en su promoción se iniciaron seis ecuatorianos y solo tres lograron terminar. “Me dieron una beca y quien soy yo ahora es lo que dejó Zamorano”, dice el empresario, pionero en exportar teca.

Una de sus satisfacciones que siente es que su hijo, Rodolfo, también se convirtió en zamorano, en 1989.

Admisiones
Mejores puntajes

Disponibilidad
Como la capacidad de la Escuela Zamorano está llegando a un límite, el nivel de exigencia en la admisión es mayor y la distribución de cupos está cambiando por país. La puntuación de los exámenes, las calificaciones del colegio y la entrevista influyen.

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Postulantes
La última evaluación para admisión se realizará el 4 octubre en Guayaquil. Desde el 2010 hasta el 2013, con becas completas y parciales se graduaron 74 ecuatorianos.