A la diestra de Guayaquil, la historia, el comercio, la nostalgia y la esperanza de una ciudad corre en forma líquida. Es el río Guayas, que en el pasado inspiró poesías y canciones, y que en el presente motiva a arquitectos, ingenieros, biólogos, entre otros ciudadanos, a soñar para fortalecer el corazón de la perla del Pacífico. 

Un corazón bombeado por el estero Salado, cuyas venas lo abrazan y se funden como las intricadas raíces de los mangles. El río Guayas no se puede aislar, ni del estero ni de sus múltiples afluentes. Los sueños no se quedan en el agua, la salud del manso depende también de lo que se haga en tierra firme. 

Y la salud de los habitantes de aquella tierra, en simbiosis, depende del río, del estuario, del Golfo de Guayaquil, la zona de la mayor producción de pesca artesanal e industrial del Ecuador, como se detalla en la tesis doctoral "Ecosistema Guayas (Ecuador): Recursos, medio ambiente, sostenibilidad en las perspectiva de conocimiento tropical", del especialista Mariano Montaño. 

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Llamado alguna vez 'El Nilo del Pacífico', en el río Guayas se descargan anualmente unos 30 mil millones de metros cúbicos de agua, luego de drenar una vasta zona geográfica de 34 mil kilómetros cuadrados, que deja una media anual de 8.847 metros cúbicos de agua por habitante, superando el promedio mundial (3.783 metros cúbicos por habitante), de acuerdo a la misma investigación científica.  

Montaño resalta que este flujo de agua sostiene extensos procesos de desarrollo socioeconómico y biodiversidad; sin embargo, como si aquella masa líquida fuese indestructible, resiste también el vaciado de afluentes domésticos e industriales sin tratamiento, la falta de recolección de residuos sólidos o su disposición no controlada, la aplicación indiscriminada de plaguicidas y fertilizantes a los cultivos, la quema de residuos agrícolas y forestales... Factores que elevan la vulnerabilidad a desastres naturales, que maltratan al órgano principal de la ciudad. 

Algunos de los datos expuestos por Montaño y otros especialistas parecen una pesadilla, pero antes de dejarse dominar por el susto y salir corriendo, ellos miran al monstruo de frente y escriben sus sueños. Sueñan un Guayas saludable, ágil y fértil, cuyos latidos inviten a los ribereños a reconectarse con el corazón de la ciudad.

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Parques flotantes

¿Se imagina navegar sobre el río Guayas sentado en una banca del parque bajo la sombra de un árbol? El arquitecto guayaquileño John Dunn lo imaginó y lo plasmó en su proyecto 'Parques flotantes sobre el río Guayas como sistema de transporte'.

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Esta idea ganó un concurso regional en Alabama (EE.UU.), donde Dunn se encuentra cursando una maestría en diseño urbano y comunidades, y desde donde continúa soñando con que las nuevas generaciones puedan disfrutar del río y del estero, como se hacía antaño.

Dunn detalla que usando el mismo principio que una gabarra, se pueden crear pequeños ecosistemas sobre plataformas, donde especies vegetales y objetos ornamentales propios de un parque puedan convivir.

“Las personas se subirían pagando un pasaje, como en cualquier transporte público, se sentarían en una banca bajo la sombra de un árbol y flotarían sobre el río Guayas hasta llegar a su parada”, describe.

Parques flotantes no es la primera propuesta de Dunn relacionada a este ecosistema. En el 2009 presentó su proyecto 'Muelles habitables', como posible solución para trasladar las viviendas ubicadas en las orillas del estero a plataformas que cuenten con servicios básicos y reducir así la contaminación del agua.

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¿Es un soñador? Sí, dice Dunn, y agrega con entusiasmo: “Se debe revertir la separación de los ciudadanos con el río y el estero, espacios que le dieron vida a Guayaquil. Busco una especie de identidad urbana, que no emule a otras ciudades, porque ya tiene el potencial para crear espacios más sinceros con su realidad, más propios”.

Un gran “equipo médico” para monitorear la salud del río Guayas

Como el río, los sueños crecen. Paso uno: los habitantes de las riberas del estuario del Golfo de Guayaquil aprenden a evaluar la calidad del agua. Paso dos: envían la información a través de una plataforma digital o de una aplicación móvil. Paso tres: los datos se sintetizan en una central y se publican. Paso cuatro: la información está disponible para que los esfuerzos se concentren en las áreas más urgentes y se establezcan procesos a corto y largo plazo.

Este es el sueño del Programa VLIR NETWORK Ecuador, conformado por la Escuela Superior Politécnica del Litoral, la Escuela Politécnica Nacional, la Universidad de Cuenca y la Universidad Técnica del Norte, con el acompañamiento de la Universidad de Gante (Bélgica).

Fuente: Muestreo realizado por el Programa VLIR NETWORK Ecuador en noviembre del 2013.

El camino hacia ese sueño dio el primer paso en noviembre del 2013, con un estudio de la calidad ambiental de los ríos que conforman la Cuenca del Guayas. Tomaron muestras de agua, sedimentos y macroinvertebrados o insectos acuáticos de 120 puntos y elaboraron un mapa que refleja la degradación ambiental que existe desde la parte alta hacia su desembocadura.

El doctor Luis Domínguez, director encargado del Centro del Agua y Desarrollo Sustentable de la Espol, cuestiona ¿por qué aún no tenemos un programa regional o nacional de monitoreo?, ¿por qué nadie aún es capaz de decirnos, como país, cuál es el estado ambiental de los ríos y arroyos de nuestra cuenca? ¿Por qué la información es limitada?

Considera que porque los análisis tradicionales son costosos; y ante ello, el Programa VLIR busca el uso de microorganismos sensibles a los cambios ambientales, que al ser evaluados pueden indicar la salud del ecosistema en el cual habitan.

“Estamos trabajando para crear un equipo, una red en la cuenca del Guayas. Estudiantes de colegio o universidades, voluntarios, habitantes de las comunidades, pueden ser capacitados para levantar la información y compartirla”, detalla.

Cuidar el río Daule por el bien del río Guayas

El río Daule en este momento es la única fuente de provisión de agua para potabilizar para la ciudad de Guayaquil, dice masticando cada palabra el doctor Justo Huayamave, profesor titular de la Espol y autor de la tesis doctoral “Estudio de las aguas y sedimentos del río Daule en parámetros físico químicos, orgánicos y bacteriológicos y toxicológicos”.

El río Daule es, junto al río Babahoyo, uno de los principales afluentes del río Guayas. Por ello, este experto cree que los proyectos deben desarrollarse desde diversos frentes y que las soluciones deben partir desde lo básico: proveer de alcantarillado, tratamiento de aguas residuales y de residuos sólidos, a todas las poblaciones ribereñas de la cuenca del río Guayas.

Además, controlar el tipo de químicos utilizados para el trabajo agrícola, que también termina en el río; y educar a la población para que no deposite más desechos en las riberas.

Su preocupación e insistencia tiene un origen alarmante. En términos sencillos, la legislación ecuatoriana establece un límite máximo de coliformes fecales presentes en las aguas que vayan a ser potabilizadas a través de un proceso tradicional. El estudio de Huayamave registró valores muy por encima de esos límites.

En cierta fecha y sector, por ejemplo, se registró un valor de 9 mil, cuando el límite es 200. Esto se debe a que las aguas servidas son arrojadas sin ningún tratamiento, explica.

“Los sistemas hídricos no son estáticos. Lo que ocurra aguas arriba llega al Guayas”, detalla el especialista, a quien también le preocupa el nivel de oxígeno disuelto en el río Daule.

Nuestra legislación indica como mínimo 6 miligramos de oxígeno disuelto por litro de agua, y en nuestro caso se ha encontrado cantidades de 2 miligramos por cada litro, muy por debajo de lo recomendado”, detalla su investigación.

Huayamave explica que uno de los sitios con menor concentración de oxígeno es Balzar, donde incluso se puede ver a los peces en las orillas, desesperados en busca de oxígeno.

Él propone atacar las fuentes primarias de contaminación, pues de nada serviría limpiar si se sigue ensuciando.

“Filtros” para pesticidas y fertilizantes

La legislación ecuatoriana prohíbe el uso de ciertos químicos y vigila que su presencia en las aguas esté por debajo del límite mínimo, pues sí fueron permitidos años atrás y son persistentes; sin embargo se están usando nuevos químicos que también implican riesgos para la salud, expone la doctora Olga González, también profesora de la Espol.

Aunque las empresas están obligadas a dar tratamiento a sus aguas residuales, no todas lo hacen. Ella tomó muestras de las aguas cercanas a distintas fábricas alrededor del río Pula (Guayas), y encontró contaminación de pesticidas y fertilizantes que podrían terminar afectando la salud humana.

“Si las autoridades realizan controles, tal vez estas empresas están cumpliendo porque ya no usan los químicos prohibidos y estos no aparecen en el agua; pero están usando otros, y de ellos no habla la legislación”, explica.

Como solución a esto, su tesis doctoral propone nuevas técnicas para desintoxicar las aguas antes de que salgan de las industrias hacia los ríos.

Sus explicaciones son bastante técnicas y se podría pensar que solo debería interesarle a las industrias, pero en realidad el monstruo de pesadilla que ella busca vencer ataca a toda la población. Aquellos pesticidas y fertilizantes en el agua van a las plantaciones donde son absorbidos por el pasto, por ejemplo, el pasto que comen las vacas, entro otros rumiantes, que también lo absorben. González comenta que incluso se ha registrado presencia de químicos en la leche de las cabras.

Una cadena, una simbiosis, de ciudadanos que indiferentes a sus cercanías con la ribera, siguen conectados.

Ser un ejemplo mundial desde el “Ecosistema Guayas”

Como el agua, los sueños pueden fluir hasta la inmensidad del océano. El doctor Mariano Montaño tiene un proyecto con el que cree impactaría a todo el país y sería ejemplo internacional.

Gráfico tomado de la tesis doctoral 'Ecosistema Guayas (Ecuador): Recursos, medio ambiente, sostenibilidad en las perspectiva de conocimiento tropical'.

Su tesis doctoral “Ecosistema Guayas (Ecuador): Recursos, medio ambiente, sostenibilidad en las perspectiva de conocimiento tropical” propone desarrollar trabajos e ideas sobre la 'Azolla Anabaena', un pequeño helecho flotante capaz de producir fertilizantes naturales, a través de procesos sin el uso de químicos.

“La agricultura es sostén de la alimentación humana y en los últimos 60 años la fertilización de los cultivos del mundo entero ha dependido de nitrógeno fijado artificialmente. Es posible que este tipo de nitrógeno esté erosionando la salud de la población (...) El Azolla, en cambio, fija de forma natural el nitrógeno de la atmósfera, de tal manera que al aplicarse a los cultivos se obtienen productos agrícolas de características biogénicas, es decir, que generan vida”, describe el estudio.

Montaño sueña con un río limpio, con cultivos libres de químicos, con enseñar a las distintas comunidades a utilizar este helecho, con exportar incluso. 

Son soñadores que buscan patrocinio para sus ideas, que llaman a las autoridades a empezar procesos de cambio, a voluntarios que quieran formar parte de redes de trabajo, a una ciudadanía que depende del río aunque no lo sienta cerca. Buscan que el río vuelva a inspirar poesías y canciones.