Salió de la oscuridad y sin decir nada sacó un machete que escondía en la espalda bajo su ropa y lo levantó sobre el rostro de Jéssica Ruiz, quien atinó a cubrirse con los brazos. La fuerza con la que el hombre empuñó el arma sobre su conviviente Jéssica fue tal que de un solo golpe, según recuerda la afectada, casi le cercenó los antebrazos, que posteriormente fueron amputados en el hospital, en Guayaquil.