Con tristeza, los habitantes de la ciudadela El Paraíso observan más de veinte árboles que pertenecían al cerro del sector y que han sido talados debido a la construcción del conjunto habitacional Terrazas del Paraíso, que comenzó hace 10 días. Este proyecto de 32 unidades de vivienda y cuatro bloques de departamentos, a cargo de la constructora Eje Nodal S.A., que compró, inicialmente, un predio de 8.000 m², aproximadamente, que eran parte del cerro, fue presentado a los moradores hace año y medio.

Sin embargo, en unos 1.800 m² de ese terreno, hay canchas de fútbol y voleibol, así como asientos para apreciar el paisaje, construidos por el Municipio años atrás. De ahí que representantes de Cerros Vivos, organización ecológica que protege el cerro, apoyados por los moradores, enviaron peticiones al Municipio alegando que no podían construir en un lugar en donde había obra pública, y que además querían conservar esta reserva natural en la que habitan más de 30 especies de aves, serpientes, zarigüeyas, iguanas, tarántulas, entre otros animales, así como árboles de mango, ciruela, pechiche y guayacanes.

Es por eso que el Municipio les concedió, en mayo del 2013, la expropiación de alrededor de 1.800 m² que la constructora se comprometió a respetar a través de un convenio establecido con el comité de moradores, quedando así 6.500 m² para la construcción del conjunto habitacional. A esto se suma la petición de que se respete el derecho de vista del mirador para que los edificios no puedan tapar el paisaje que se observa desde la cima. “Yo llevo aquí cuatro décadas, los árboles y todo lo que tiene este cerro es parte de cada uno de los que vivimos aquí, que lo hemos cuidado y aprendido a amar y no podemos permitir que nos lo arrebaten”, dice Patricia Amores, moradora e integrante de Cerros Vivos, organización ecológica que protege el cerro.

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“Nosotros nos hemos demorado mucho en empezar a construir hasta tener todos los permisos y autorizaciones en orden, queremos hacer las cosas bien y el convenio se va a respetar”, asegura Marco Landívar, gerente de la constructora.

En este lugar los habitantes acostumbran a andar en bicicleta, volar cometas, hacer picnics; incluso Cerros Vivos organiza festivales de comida, obras de teatro, bailes y rutas por los senderos.

Hasta el momento dicho convenio se ha respetado, aunque Amores asegura que la constructora aún no da a conocer los planos de la construcción. “De ninguna manera se va a tapar la vista del mirador, simplemente los edificios también serán visibles desde la cima”, asevera Landívar. “Nosotros permaneceremos vigilantes para que se respete lo acordado”, enfatiza Miguel Matute, coordinador de Cerros Vivos.

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Los moradores también se quejan del ruido de los volquetes y maquinarias de la constructora. “No puede ser que no respeten ni siquiera la tranquilidad que hay aquí los fines de semana”, dice Fernando Villacís, un morador.

“Existen dos formas para hacer este trabajo, con muchos volquetes que ingresen en menos tiempo y causan más ruido, o la más larga, que es que cada cierto tiempo entre una sin generar tanta molestia, y lo hacemos de la segunda forma”, explica Landívar.

El cerro es parte del espacio de áreas verdes que debe tener toda ciudadela, hay que respetarlo”.Patricia Miembro de Cerros Vivos