Su dinero le ha permitido al Gobierno comprar aviones, ampliar vías, iniciar la ejecución de proyectos hidroeléctricos, mineros y petroleros y financiar el plan anual de inversiones. Los dólares han llegado a corto plazo, con tasas de interés que fluctúan entre el 6 y el 7,3% o garantizados con crudo ecuatoriano, en una modalidad denominada venta anticipada de petróleo. China se ha convertido, junto con el Seguro Social, en uno de los principales financistas del país.

Según el Observatorio de la Política Fiscal (OPF), la relación con China entre préstamos contratados y venta anticipada de petróleo supera los $ 10.000 millones actualmente, pero el stock de deuda (lo desembolsado menos lo pagado) a diciembre del 2013 fue de $ 4.633,9 millones, de acuerdo con el boletín de deuda del Ministerio de Finanzas.

Si a esa cifra se suman $ 1.431,3 millones de la preventa petrolera del 2013, que el Gobierno no considera como deuda pero significa una acreencia para el país, el financiamiento dado por China alcanza ya los $ 6.071 millones. En estudios realizados se cuestiona que estos préstamos tengan un mayor interés de los que otorgan los organismos multilarerales, que dan créditos a tasas del 4%.

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“China se está volviendo el principal financista. Con China el valor total del endeudamiento ya superó de forma individual al BID y a la CAF. No supera al Seguro Social porque como inversionista individual es el más importante”, explica Fausto Ortiz, exministro de Finanzas.

Pero esa situación podría cambiar en un futuro. El Gobierno busca ampliar esa relación para que China sea “la más importante fuente de financiamiento para el país en los próximos años”, ha dicho el ministro de Finanzas, Fausto Herrera.

Y en ese camino, el vicepresidente Jorge Glas Espinel dio los primeros pasos en enero pasado. En una gira de cuatro días por China se reunió con banqueros y empresarios. La visita busca concretar inversiones o financiamiento para apuntalar el llamado cambio de la matriz productiva, que propone el desarrollo de cinco industrias estratégicas: refinería, petroquímica, astilleros, siderúrgica y metalúrgica.

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“... Iniciamos una segunda etapa de más profundización de esta relación (con China), ya no solo en el ámbito energético, carreteras, hidroeléctricas y puertos; vamos por procesos de industrialización con la construcción de plantas siderúrgicas, de industria metalúrgica y farmacéutica, la refinación del cobre, los astilleros, petroquímica intermedia y avanzada”, dijo Glas ante empresarios el pasado 22 de enero.

Los resultados de esa gira se traducen al momento en la firma de un memorándum de entendimiento con la empresa siderúrgica Sinosteel Equipment & Engineering Co. Ltd., para la construcción de una planta en Ecuador, un préstamo del Banco Industrial y Comercial de China (ICBC), que se concretaría en marzo, para financiar el 70% (unos $ 7.000 millones) de la Refinería del Pacífico y la incorporación de China National Petroleum Corporation (CNPC) como tercer socio de la refinería.

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La Refinería del Pacífico, que procesará 200.000 barriles diarios de petróleo, debía ser inaugurada en julio del 2013, pero en El Aromo, en Manabí, se mantiene aún el movimiento de tierra.

El analista económico Walter Spurrier considera necesario conocer las condiciones del crédito del ICBC y la negociación de las acciones de PDVSA, que bajará su participación al 19%, mientras que China pasará a tener el 30% y Petroecuador conservará el 51%. “¿Qué quiere PDVSA?, ¿conservar su porcentaje?, ¿vender todo? porque igual va a ser un socio minoritario y a su vez va a tener que asumir parte de la deuda china”, indica Spurrier.

El ministro de Sectores Estratégicos, Rafael Poveda, anunció el pasado 29 de enero, durante la presentación del catálogo de inversiones, que no se prevé un reconocimiento monetario por el traspaso de las acciones de PDVSA a CNPC y que la firma china está interesada en prestar sus servicios para los campos Sacha y Auca, de Petroamazonas, y en desarrollar los bloques 31 y 20, según recoge diario El Comercio.

El analista petrolero Augusto Tandazo considera que el país tiene que ser selectivo con empresas estatales y privadas y que es preferible, sobre todo cuando el riesgo de exploración ha corrido a cargo del Estado, que se busque financiamiento, pero no que se comparta la producción. “(Hay que ver) el financiamiento y la inversión china en la refinería en qué condiciones está, ojalá no sea a cambio de que les demos campos petroleros en el Oriente, porque lo que están queriendo es aportar con producción a esa refinería, producción que nos corresponde a nosotros”, dice.

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Según Tandazo, China necesita garantizar su seguridad energética y por eso concede créditos a países con estos recursos.

La gira de Glas también implicó acercamientos en otras áreas. Con Synohidro, la empresa que ejecuta el proyecto Coca Codo Sinclair, se habló de construir infraestructura educativa. A Sinopharm Group, una de las farmacéuticas más grandes de China, se le planteó el interés de montar una fábrica de medicamentos y un centro de investigación.

Renato Carló,  presidente de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Ecuatorianos,  dice que hay que distinguir entre la industria farmoquímica, que hace los principios activos, y la famarcéutica, que elabora los productos para el consumo.

La primera, dice, es bastante difícil instalarla en el país porque China e India son las que abastecen al 90% del mundo y por escala resulta más barato importarlos. La segunda está instalada en el país y ocupa apenas el 40% de su capacidad, por lo que una sustitución de importaciones le permitiría ampliar la producción. El gremio se reunió esta semana en Quito y espera que el Ministerio de Industrias verifique sus instalaciones para poder comenzar a producir parte de los medicamentos que se importan.

El presidente Rafael Correa ha defendido el financiamiento con China y niega que implique hipotecar al país. Ortiz, Tandazo y Spurrier coinciden en que el problema es que los créditos vengan de un solo país y que no se integre al sector privado.

Para Jaime Carrera, secretario ejecutivo del OPF, la relación con China evidencia un modelo sustentado en el gasto público y en el crédito, y  no en la generación de condiciones para atraer inversión extranjera directa.

Kevin Gallagher, coautor de un estudio sobre el financiamiento de China en Latinoamérica, dice en un artículo publicado en mayo del 2012 en el diario argentino Página /12, que la relación de financiamiento con China podría beneficiar a ambas partes si se reinvierten los recursos en innovación, diversificación industrial y cuidado medio-ambiental. Pero hace una advertencia: “Estas inversiones profundizan la histórica dependencia en los commodities (materia prima) de América latina...”.

36%
De la deuda externa total del país, de $ 12.913 millones, representa actualmente el monto de préstamos con China.