En el sector Corre Agua, campiña de la zona con riego del Valle de Portoviejo, se cosechará hoy la segunda parcela demostrativa de arroz orgánico asociada con patos y productos biotecnológicos.

Este tipo de combinación empezó a ejecutarse desde el año pasado en Calceta, donde en una hectárea y con una variedad autóctona se obtuvieron 80 quintales de arroz pilado integral orgánico, por el que pagaron 55 dólares cada uno en Quito, relata Piero Fajardo, profesor e investigador de la Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí (Espam) Manuel Félix López.

Como lo hacen en China y basados en los buenos resultados, a la entrada de este invierno en el mismo paraje arrocero manabita, este proyecto de la Espam vinculado con agricultores asociados se extenderá a diez hectáreas, en las que se sembrarán las variedades locales Lira y Cristal con una máquina diseñada por gente del lugar, con costo y rendimiento cifrados en $ 1.000/ha y 120 quintales de arroz integral, respectivamente, refiere Escobar.

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En Corre Agua, de los cien patos de cinco días de nacidos requeridos, Freddy Aguirre Mora consiguió 50 y a punto de cosechar en la parcela hay 30.

Para él, esto fue lo más difícil que convencerse de que no necesitaría ningún químico para controlar las plagas y enfermedades, y fertilizar su cultivo.

El dirigente campesino dijo que los patos se comen los bichos y las malezas, fertilizan con las heces el suelo, oxigenan el agua de la piscina con el chapoteo y la mantienen turbia, lo que impide la germinación de las plantas silvestres.

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Aplicó los productos biotecnológicos (hongos y bacterias benéficas) recomendados por el técnico de la Espam y piensa que pasado mañana sacará 25 o más quintales de arroz pilado en la media hectárea. “Esta vez lo guardaré para el consumo familiar”, concluyó.

La suma de las dos tecnologías permite transformar los residuos de cosecha, incorporar nitrógeno, desinfectar el suelo y retornar parte de su población microbiana eficiente que casi ha desaparecido por el uso excesivo de químicos.

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“Con esta práctica, lo que hacemos es devolver el equilibrio natural ayudando a que la fauna del suelo se recupere”, acotó Fajardo.