"Yo nunca estuve en un interrogatorio vestida, (...) me exigían que me desnudara completamente", recuerda la ecuatoriana Susana Cajas, violada repetidas veces durante su detención clandestina a manos de militares en 1985 por pertenecer a la guerrilla urbana AVC.

Cajas, de 48 años, fue detenida junto a sus colegas Luis Vaca y Javier Jarrín, también militantes de AVC. Los tres fueron desaparecidos y torturados durante 15 días.

Veintiocho años después, la Fiscalía presentó este martes cargos contra seis generales y cuatro coroneles en retiro por su presunta responsabilidad en el caso de los tres exguerrilleros, que lograron sobrevivir para asistir al primer caso por delitos de lesa humanidad ventilado ante la justicia ecuatoriana.

Publicidad

"En el año 85, tenía 21 años, estaba en la ciudad de Esmeraldas, con Luis Vaca y Javier Jarrín tomándome un refresco. Llegó un carro de militares y nos pidió documentos, se los entregamos. (...) Inmediatamente después nos llevaron a un cuartel que funcionaba en Esmeraldas, nos sometieron a una serie de preguntas inicialmente de manera no violenta", afirmó la diputada suplente del partido de gobierno.

"Después empezaron interrogatorios mucho más fuertes. Querían que confesara mi participación en Alfaro Vive Carajo (AVC). Permanecimos aproximadamente dos días en ese cuartel. Luego nos hicieron un largo viaje, amarrados y con el rostro cubierto, hasta lo que luego me enteré era el cuartel de inteligencia en Quito, donde permanecimos 13 días más".

"Me desaparecieron quince días; quince días en que mis familiares me buscaron en todas las cárceles, en ninguna aceptaron la detención. (...) La tortura psicológica consistía en todo tipo de amenazas: te vamos a matar; vamos a matar a tu familia.Yo nunca estuve en un interrogatorio vestida, en todos los interrogatorios me exigían que me desnudara completamente, y ahí había toda la aplicación de electricidad, de agresiones sexuales, cuando ellos consideraban que me había portado mal me llevaban al infiernillo, que era un calabozo muy pequeño, donde no podía estirarme".

Publicidad

"Vivía con la angustia de que en cualquier momento hubiera un nuevo interrogatorio. Llegaba la noche, no había interrogatorio, pero venían los que me cuidaban a acosarme sexualmente; a sacarme al baño, me tenían horas bajo la ducha. Después de esa experiencia, de pensar diariamente que iba a morir, de sufrir diariamente la tortura, me llevaron a la cárcel. Sentí un alivio. En ese momento no me importaba en qué condiciones estaba, si había hacinamiento; realmente todo era secundario, lo importante era que estaba viva".

Susana Cajas y Javier Jarrin -cuyos testimonios al igual que el de Luis Vaca fueron recogidos por una Comisión de la Verdad- fueron sacados de la unidad militar y abandonados en las afueras de Quito, con los ojos vendados y las manos amarradas, según la fiscalía.

Publicidad

Poco después llegaron agentes de civil y los detuvieron porque Cajas llevaba documentos falsos. Estuvo recluida por 20 meses. Su compañero Javier Jarrin -quien vive en el exterior y no se hizo presente en la audiencia de formulación de cargos- también recobró la libertad, pero Vaca fue incomunicado en un cuarto por dos años y medio antes de ser liberado.

Durante ese tiempo intentó suicidarse dos veces. "La electricidad fue lo que más utilizaron. Eso y el ahogamiento con fundas (bolsas) plásticas. Ahogamiento en agua. Golpes, desnudo toda la noche, y medio me secaba me lanzaban un balde de agua fría. Fue horrible", señaló Vaca a la AFP.