Un joven y una chica estaban sentados en un restaurante en Nueva York, disfrutando de su segunda cita.
El hombre le pagó al mesero la cuenta y fue al baño mientras la mujer se alistaba para irse; pero antes ella le pregunró al mesero "¿Cuánta propina le dejó?".

Cuando el joven volvió a la mesa, hubo una acalorada discusión durante la que ella le dijo que no quería volverlo a ver. Una propina del 8,5% le puso fin al romance.

Esa historia que el mesero de esa noche, Steve Dublanica, le contó  a la BBC años más tarde refleja con cuánta seriedad los estadounidenses toman el asunto de la gratificación y cuán cargada está de un significado social.

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En Estados Unidos, no solo ha crecido el tamaño de las propinas sino también el número de gente que espera recibirlas. Recientemente incluso aquellos que venden comida lista para llevar esperan recibir un pago extra.

Para algunos empleados la propina es fundamental

El sueldo mínimo federal para empleados de restaurantes que reciben propinas es $2,13 la hora, con la expectativa de que las propinas lleven ese total a $7,25 por hora.

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"Si no me daban propina, no podía pagar el arriendo. Pero la realidad es que uno puede trabajar duro y no recibir propinas o hacer nada y recibirlas", recuerda Dublanica, quien trabajó como mesero por siete años y escribió un blog sobre la experiencia llamado "Waiter Rant", algo así como "Un mesero despotricando".

En contraste con quienes dependen de las propinas para pagar el arriendo, en el restaurante japonés Sushi Yasuda el recibo incluye una leyenda que las rechaza: "Siguiendo la costumbre japonesa, los meseros de Sushi Yasuda están completamente compensados con su salario. Por lo tanto, no se aceptan propinas. Gracias"

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Si visita Estados Unidos, debe saber que el estándar de propinas por una comida servida en la mesa, va del 15% al 20%; por el servicio a domicilio, del 10% al 15%; por una comida bufé se paga el 10%; al cantinero de un bar se le paga de $1 a $2 por cada trago servido; al portero de $1 a $4 por ayudar con las matelas, de $1 a $2 por llamar a un taxi (si está lloviendo, $1 adicional); el taxista espera recibir de 15% a 20% adicional a la tarifa por la carrera; por un corte de cabello, facial, masaje o manicure se paga de 15% a 20% de propina; por citar los ejemplos más comunes. 

En el negocio de los restaurantes, que recibe alrededor del 70% de todas las propinas que se pagan en EE.UU., hay vientos de cambio.

Otros restaurantes estadounidenses elegantes han introducido un cargo opcional adicional de entre 15% y 20% para remplazar a la propina, algo que es común en otras partes del mundo, aunque con porcentajes más bajos.

La propina, ¿tradición estadounidense? 

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"A pesar de que la calidad del servicio no afecta la gratificación, dice Dublanica, los estadounidenses tienen la ilusión de que están dando un premio por el servicio y no les gustará que les quiten esa opción". Dar propina es una tradición importante, señala, pues propaga el "mito americano" de que el trabajo duro trae recompensas.

No obstante, no todos sienten lo mismo. Hay incluso un sitio web llamado Ban Tipping (Prohíban la propina) cuyo mensaje central es: "somos consumidores educados y no damos propina, ¡acéptelo!".

Hoy en día, la posibilidad de una prohibición parece lejana. Pero hubo una época en que todo era al revés en EE.UU. Seis estados incluso declararon que dar propina era ilegal.

La costumbre de dar propina llegó a EE.UU. desde Europa a finales del siglo XIX. A principios del siglo XX una campaña en su contra cobró fuerza, impulsada por la idea de que no era democrático dar propina y que hacerlo creaba una clase de sirvientes.

"Dar propina y la aristocrática idea que ejemplifica es lo queríamos dejar atrás al irnos de Europa", escribió William Rufus Scott en 1916. En su manual antipropinas, "La mano picante", añadió: "En una república en la que se supone que todos los hombres somos iguales, hay quienes no pueden ser superiores hasta que muelen a otros hombres en el polvo. Las propinas llegan a la democracia para proveer esa relación".

Washington fue el primer estado en prohibir las propinas, en 1909, seguido de Arkansas, Iowa, Carolina del Sur, Tennessee y Georgia. Pero esas leyes fueron revocadas en 1926 y desde entonces el hábito de dar propinas floreció.

La economía de la propina en EE.UU. alcanza los $40.000 millones, más del doble del presupuesto de NASA, según estima Michael Lynn de la Escuela de Administración Hotelera de la Universidad de Cornell.

Lo que notó además, gracias a su investigación y otros estudios, es que la gratificación en restaurantes es discriminatoria, pues tanto los comensales blancos y negros le dan propinas más altas a los meseros blancos que a los negros.

Una solución para que no ocurra es adoptar un sistema en el que se incluya un cargo adicional que se divida igualitariamente entre todos los meseros.

Sin embargo Sherry Jarrell, catedrática de Economía en la Universidad Wake Forest y ex mesera, anticipa que los clientes verían ese cargo como un aumento en la cuenta. Además, le preocupa que deje de existir el incentivo para que el mesero preste un mejor servicio.

A los clientes no les gustaría, asegura Curt Gathje, editor principal de la famosa guía de restaurantes Zagat, quien argumenta que la tradición de dar propina está tan arraigada que a mucha gente le quedaría difícil romper el hábito.

Si no quiero dar propinas, ¿a dónde voy?

Dar propina no es una costumbre global. Estados Unidos es probablemente el país en el que la propina es más popular, dice Ofer Azar, catedrático de economía conductual de la Universidad del Negev en Israel, y, señala que hay grandes variaciones internacionales.

"Dar propina puede ser problemático pues parece crear clases, la de los consumidores y la de los que les sirven, que están ahí para satisfacer a los primeros y casi que tienen que 'rogar' por que los premien", le dice a la BBC.

Esa es en parte la razón por la cual no estaba permitido dar propina en la Unión Soviética ni en China, y es poco común en Escandinavia, lugares en los que la desigualdad era o es relativamente baja.

Para aquellos que realmente quieren evitar dar propinas, otro estudio internacional sugiere algunos santuarios a los cuales escapar.

Mark Starbuck, quien pasó 10 años escribiendo una tesis sobre el tema, identificó solo cuatro países africanos en los que se acostumbra a dar propina: Egipto, Marruecos, Sudáfrica y Túnez, así que el resto del continente es una posibilidad.

En Singapur se supone que dar propina es ilegal, mientras que en Fiyi, Islandia y Japón las propinas causan vergüenza o son ofensivas. BBC