Su amor por la actuación empezó desde que era un niño, cuando le llamaban la atención, sobre todo las escenas de besos, pues desde entonces intuía que para aquellas escenas un actor debía estar bien preparado e involucrado en su personaje. Luego vinieron los años de colegio y después ingresó a la escuela de teatro Arteamérica, del chileno Alejandro Pinto, donde se inició en teatro clásico, una buena escuela, según él, para todo actor.