A sus 25 años y luego de quedar campeón con Barcelona, Alberto Montaño sentía un vacío en su corazón, estaba intranquilo, insatisfecho, algo le hacía falta, recuerda. Por esa razón decidió acercarse a Dios y el 2 de junio de 1996 fundó el ministerio Atletas de Cristo, cuya misión es “dedicarse a los chicos de las calles, tratar de compartir valores a los deportistas, en especial a futbolistas que tienen problemas matrimoniales, y ayudar a estas personas que vienen de hogares disfuncionales”, manifiesta Montaño, presidente de esta organización.