“El teletrabajo es ‘trabaja donde quieras y cuando quieras’”, define ágilmente Nadia Valdivieso, consultora corporativa certificada. Esto exige eficiencia, productividad, colaboración, una actitud orientada a objetivos y alta capacidad de concentración.

La experta también tiene claro lo que el trabajo remoto no es:

- Cuidar, educar y entretener a los niños durante el día y trabajar cuando ellos se van a la cama.

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- Lavar, cocinar, limpiar y a la vez participar de una videoconferencia de trabajo.

- Estar encerrados y obligados a interactuar a distancia.

Al momento, el último punto está en suspenso, y eso hace que la experiencia del teletrabajo no sea tan feliz para todos.

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Reglas de la cultura remota

El escenario actual es posible bajo un nuevo paradigma: la colaboración, dice la psicóloga organizacional Sofía Carrillo Saldarreaga. Se prioriza la innovación, se comparte la información y se la mantiene constantemente disponible, y se trabaja con una estructura organizativa autónoma.

Esto sucede, puntualiza Carrillo, cuando la alta dirección replantea el esquema de trabajo, alineándolo a lo que demanda la época y los grupos generacionales que se están integrando a las empresas: la inmediatez.

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La psicóloga propone tres puntos importantes:

1. Filosofía y marco de trabajo definidos.

2. Clara concepción del trabajo remoto, según la dinámica de la organización.

3. Herramientas tecnológicas.

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Será un desafío para las organizaciones que no han contemplado esta modalidad de trabajo, apunta, pero pueden alcanzar un equilibrio entre productividad y el bienestar si ven el panorama como una oportunidad. “Las organizaciones deberán plantearse una cultura remota con valores como confianza, compromiso y responsabilidad de los involucrados”, incluyendo la alta dirección.

El trabajador y el jefe autónomos

No solo la cultura empresarial muta. Valdivieso apunta a la organización y transparencia en lo personal.

-Maneje efectivamente el tiempo. No deje lo importante para después, no se desenfoque de su objetivo. Planifique antes de empezar el día. Priorice actividades.

-Organice un horario familiar y empátelo con el teletrabajo.

-Defina su lugar de trabajo en el hogar: cómodo, con luz natural, privacidad y facilidades de conexión (wifi, teléfono).

-Mantenga una rutina similar a la de la oficina: bloques de trabajo, horarios de reuniones y pausas activas.

-Hable con su supervisor: ¿cómo medirá su productividad?

-Refuerce la calidad de su comunicación con los colegas.

¿Y los líderes? Carrillo recomienda manejar un discurso basado en la motivación. “Es clave la contención del líder para su equipo de trabajo; monitorear con buena actitud, dejar a un lado los mecanismos de control tradicionales y alimentar la autonomía de los colaboradores”.

Por su parte, Valdivieso insta a hacer énfasis en el trabajo por objetivos y la organización individual. “Habrá personas más productivas en la noche que en el día, por ejemplo”.

El estilo de liderazgo en entornos digitales también requiere mayor capacidad de planificación y de coordinar acciones más allá del horario. “Escoja a sus miembros valorando la capacidad de autonomía, disciplina, uso de tecnologías de comunicación virtual, orientación a resultados y demás nuevas competencias”.

Midamos los rendimientos laborales por nuevos indicadores: ¿Cuántas veces contestaste vía remota y a tiempo a una pregunta para resolver los problemas de los clientes? ¿Cuántas veces te vi conectado, organizando el trabajo y enviando emails? Se trata de responsabilidad e información oportuna”.

Un cambio en profundidad

Lo digital, entonces, no es solo un cambio de fachada. Es transformar la cultura organizacional. No es una práctica nueva, pero en Ecuador aún estamos adaptándonos.

“En un medio en que las empresas evalúan la eficiencia por la cantidad de horas de trabajo, más que por lo que realiza en esas horas, esto supone un interesante reto”, dice Valdivieso. Los jefes y directivos deberán focalizarse en clarificar objetivos y dar ideas y apoyo. “Deberán implementar métodos en los que se evalúe al empleado por lo que hace y no por dónde o cuándo lo hace”.

El teletrabajo, comparte la consultora, conlleva un riesgo de sensación de soledad o desconexión con la empresa. “Se debe buscar un equilibro entre lo remoto y las rutinas que fomenten el intercambio presencial”.

El perfil del teletrabajador

Esta situación ha pateado el tablero tradicional de cómo se gestionaba no solo lo laboral, sino todos los frentes. “Nos obliga a reinventarnos como especie”, dice desde su oficina en casa Francisco Martínez, psicólogo clínico. No ha dejado de dar consulta. La hace por videollamada (FaceTime, WhatsApp, Skype) a pacientes en Nueva York, Madrid, Barcelona, Guayaquil, Babahoyo. “En abril o mayo estaré dando clases por esta vía”.

Es, considera, un momento de embudo en la lógica del trabajo. Se quedarán en el escenario laboral quienes tengan competencias afines con lo tecnológico, salvo la manufactura imprescindible, que verá cambios menos bruscos.

Pero la comunicación, la educación, el entretenimiento y las religiones tendrán que mirar el lado radical de la emergencia: lo remoto ha venido a quedarse un buen tiempo. “Todos los sectores deben ver la posibilidad de adaptar sus servicios a las nuevas demandas que la emergencia global nos impone”.

La evaluación por competencias será más exigente, en especial para generaciones mayores. Para que esa fuerza laboral (60+) no se extinga tan rápido, tiene que asumir la idea de no pelearse con la tecnología.

¿Cómo ayudar a este grupo? “Si queremos tenerlos más tiempo con nosotros en el mundo laboral, la solidaridad y empatía generacional son claves”, explica Martínez. “Podemos ser un puente para que nuestros padres asuman la herramienta y entren al nuevo escenario. Algo que va a provocar menos crisis es que generación X, mileniales y centeniales podamos ser solidarios y empáticos con los boomers”.

Las redes sociales, menciona el psicólogo, son un ejemplo. “Aquellas marcas que se adelantaron en hacer presencia (brindar servicios en línea, innovar en redes) estuvieron en el horizonte correcto”. Estuvieron tres pasos adelante y están marcando la diferencia. Las que no, si no toman los correctivos necesarios, tienen los días contados.

Andrés Oppenheimer viene planteando en sus últimas obras, especialmente en Sálvese quien pueda: El futuro del trabajo en la era de la automatización (Vintage Español, 2019), que la palabra es innovar. Lo que nos ha sucedido es una innovación forzada. A medida que vayamos comprendiendo las dinámicas del trabajo telemático, el proceso será menos traumático”.

Pero no todo trabajo sucede en un escritorio, en un ordenador, en una oficina. Es clave en los momentos de cuarentena sublimar la angustia, el temor y el estrés en crear. “La sublimación es transformación, es un mecanismo de defensa de la salud mental. Canalizar las energías negativas por una vía socialmente aceptable. La sublimación te vivifica y eso es clave en momentos de encierro”.

La oficina se muda al espacio virtual

La oficina solía ser el lugar donde los asuntos personales no podían interrumpirnos, al menos por unas cuantas horas. “Esa concepción quedará del todo atrás (si ya no es así)”, opina Carrillo, docente de la carrera de Psicología Organizacional de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Las organizaciones deben aceptar que su gente puede ser productiva desde cualquier lugar del mundo.

Esto podría generar momentos incómodos, y los memes no han perdido tiempo. Así, un clip muestra cómo una participante de una videoconferencia lleva su laptop al baño y olvida desactivar la cámara. “Tampoco hay que confundir teletrabajo con teleacoso”, sostiene el psicólogo Martínez. “Que no sea un pretexto para invadir las horas que no son de trabajo”. Si no hay regulación en lo nuevo, habrá caos: nuevas formas de estrés y trastornos laborales.

“Es clave, por supuesto que tengan como base la comunicación y que los líderes sepan asignar objetivos a las personas de manera empática”, enfatiza Carrillo, “en un marco de tiempo conversado y acordado”.

Valdivieso avizora un incremento del uso de apps: Zoom, Google Hangouts, Cisco Webex, Microsoft Team y otras que facilitarán las reuniones de trabajo vía remota. “Nos dirigimos hacia un modelo de transacciones móviles y flexibles”.