Los pacientes en condiciones críticas o graves deben ser sometidos a procedimientos dolorosos para salvar sus vidas. La colocación de una sonda en la tráquea (traqueotomía) para suministrar oxígeno y retirar secreciones de los pulmones es, por ejemplo, uno de los métodos más dolorosos que requieren analgésicos ‘potentes’, como el fentanilo, para calmar las molestias.

Es aproximadamente 100 veces más potente que la morfina, es el analgésico # 1 en las terapias intensivas, porque da una sensación de bienestar, quita el dolor y ayuda con los síntomas respiratorios, como la falta de aire, el ahogo (...), es irremplazable

Telmo Fernández, coordinador de la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Luis Vernaza.

Este medicamento, que hace varias décadas se usa en los hospitales, no es la misma droga que está causando la muerte de cientos de personas adictas en Estados Unidos y que ha encendido las alarmas a nivel mundial por las imágenes desoladoras de consumidores que mantienen una postura extraña de encorvamiento (por la rigidez de los músculos del abdomen y cuello) en las calles de ciudades de Norteamérica.

Una ‘cascada de placer’ y luego mucho dolor, así son los efectos adictivos del fentanilo que ya se distribuye en Ecuador

En el país no se ha confirmado el consumo de esta droga, porque aún no hay reactivos que permitan detectarlo en orina o en sangre, asegura Diana Farías, especialista médica del Instituto de Neurociencias, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Las pruebas llegarían a Guayaquil a mediados de diciembre, según anunció el Municipio de Guayaquil en septiembre pasado.

Publicidad

En tanto, ese comportamiento particular de los consumidores ya se ha observado en algunos adictos que deambulan en sectores del centro de Guayaquil. Las imágenes de estos posibles casos, incluso, se han viralizado en las redes sociales y preocupan a los expertos en adicciones.

“En Colombia han encontrado cargamento de cocaína, marihuana, todo contaminado con fentanilo; en México encontraron pastillas Xanax contaminadas con fentanilo. Si ya están contaminando Latinoamérica, ¿por qué no va estar en Ecuador?, si sabemos que los carteles (narcocriminales) trabajan aquí”, refiere Julieta Sagñay, magíster en Adiccionología y psiquiatra. Ella afirma que el cuadro clínico de “virarse así, la curva, la rigidez del abdomen es por el uso de fentanilo”.

Farías, en cambio, explica que no solo el fentanilo genera esa reacción: “La forma de presentación de intoxicación aguda o de un síndrome de abstinencia no es típico de fentanilo, es típico de opioide, justamente el fármaco al que pertenece el fentanilo”. Añade que lo típico del fentanilo es la “parálisis de la respiración por la afectación de esta sustancia a nivel de ciertos receptores que se encuentran cerca del centro respiratorio bulbar, que es el que controla la respiración. Hay parálisis respiratoria, el paciente puede estar consciente, cae al piso y muere”.

Publicidad

Ecuador y Colombia también trafican con fentanilo, revela jefe de antinarcóticos de Estados Unidos

El fentanilo que consumen los adictos tiene una presentación de pastillas rosadas y azules, adulterado con otros precursores químicos; mientras que el fentanilo de uso médico viene en presentaciones líquidas (ampollas) y sólidas, como polvo y parches, y es de difícil acceso. Es decir, no se vende en farmacias ni distribuidoras; las importadoras comercializan este producto directamente con las clínicas.

En las UCI se usan generalmente las ampollas de este fármaco, en dosis de microgramos que se diluyen a través de bombas de infusión a la vena, explica el especialista Fernández, del hospital Luis Vernaza. En ese centro, un paciente que está intubado, conectado a un respirador, necesita entre cuatro y seis ampollas de fentanilo por día. En total, unos diez pacientes críticos, en esas mismas condiciones, requieren esta medicina; es decir, que su uso asciende a más de 60 ampollas diarias en la UCI.

Publicidad

En Solca, centro especializado de atención oncológica, el fentanilo se administra en las áreas de quirófano y en cuidados paliativos. “Los anestesiólogos lo combinan con sus anestésicos, el fentanilo da el competente del control del dolor para los pacientes que son puestos bajo anestesia general para ser intervenidos quirúrgicamente o para quienes se les realiza algún procedimiento que requiere que el paciente esté profundamente dormido y no le duela”, detalla el director médico del centro, Guido Panchana.

En esta clínica de Guayaquil realizan anualmente alrededor de 7.000 operaciones, en un 80 % (unas 5.600) de ellas -añade Panchana- se usan ampollas de fentanilo. En cada cirugía se suelen utilizar dos unidades, es decir que aproximadamente utilizan 11.200 ampollas, que luego de ser administradas se regresan (vacías) al área de farmacia para su control diario y eliminación de residuos.

‘Es un sedante, pero combinado con más sustancias es fatal’: a 28 días aumenta periodo de desintoxicación por consumo de mezcla de drogas que incluiría fentanilo

Mientras, los parches de fentanilo se colocan al 25 % de los pacientes con cáncer que asisten a cuidados paliativos de Solca, uno de cada cuatro pacientes requiere este dispositivo cuando el dolor no cede con otros analgésicos menos fuertes.

El fentanilo no se puede reemplazar con otro, como la morfina, por su potencia. “La cantidad de morfina a utilizar sería gigantesca”, dice Fernández y acota que el uso del fentanilo fuera de la terapia intensiva es “excepcional” y debe ser la “última alternativa para el manejo del dolor” en pacientes con cáncer o con males crónicos o degenerativos.

Publicidad

El rango entre dosis analgésicas y mortales es “relativamente grande”, según Fernández, quien resalta que su uso de forma segura depende de la dosis que se da. “Y ese es el problema con la sobredosis, porque la gente que lo está usando en la calle no tiene idea de cuánto se está poniendo. Al ser más potente que la morfina y la heroína resulta conveniente para el narcotraficante, porque lleva más potencia en mucho menos volumen. En vez de llevar diez ladrillos (paquetes) de heroína lleva uno de fentanilo”, apunta el especialista.

En los hospitales también se utiliza remifentanilo, un anestésico de corta duración que no tiene el poder adictivo del fentanilo, porque en cuestión de minutos el efecto se va, explica Fernández. “En uno o dos minutos el paciente pasó de estar en coma -conectado a un respirador- a estar despierto sin ningún problema”. (I)