En estos momentos de su vida Ernesto Carrión admite ser un hombre feliz, lo que indudablemente es algo favorable para su vida, pero no tanto para su poesía, pues considera que la tristeza y la nostalgia son disparadores claves para la escritura de este género. “Para mí la poesía solamente puede venir de alguien profundamente infeliz, por eso es que a mí cada vez se me hace más difícil escribir poesía”.

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El guayaquileño ya se encuentra en Chile hasta enero del siguiente año para terminar una obra poética, la que genuinamente espera que sea la última -en poesía- de su carrera como escritor. “Debo dejarlo reposar porque la narrativa me está dando una libertad que no experimentaba antes (...) la narrativa me ha permitido jugar con las formas y sentir que no quiero repetirme y que cada novela puede ser un objeto distinto, que esté más lúdico”.

Para mí la poesía solamente puede venir de alguien profundamente infeliz, por eso es que a mí cada vez se me hace más difícil escribir poesía

Ernesto Carrión, escritor

El autor de Solar de huesos fue elegido por la Universidad de Concepción (Chile) como el poeta residente 2023. Esto significa que se hizo acreedor de la Beca Gonzalo Rojas, lo que incluye el hospedaje en un departamento, los boletos de avión, una mensualidad y toda la experiencia. ¿Con qué consigna?, escribir un libro de poesía en los cuatro meses de residencia e involucrarse con la universidad en un taller de creación de poesía.

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“Siempre esta posibilidad de ir a escribir a otro país o aquí mismo con todas las necesidades cubiertas es algo bueno, que siempre ayuda y motiva”, declara el escritor, quien destaca como uno de los puntos “fabulosos” de esta beca que podrá llevar a su familia.

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Además, que Chile sea el escenario le da un plus interesante a su proceso y posiblemente influya en su obra. “Es una tierra totalmente de poetas, hay grandes autores a los que admiro muchísimo. entre ellos Raúl Zurita (...) Para mí siempre Chile y México han sido espacios en los que he encontrado una poesía mucho más de vanguardia”, afirma el hombre que tiene previsto que su poemario tenga 500 páginas en las que abordará la violencia que se vive en Ecuador.

Antes de su viaje concedió una entrevista a EL UNIVERSO en un ambiente rodeado de variados libros (dice poseer cerca de 15.000), su juguetón perro Monk y su esposa, Isabel Mármol Ampuero, diseñadora y editora.

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¿En qué aporta este tipo de convocatorias a los autores?

Yo siempre les digo a todas las personas a las que les doy clases que siempre intenten concursar, porque en nuestra realidad latinoamericana nosotros tenemos que lidiar con una realidad sin facilidades, sin herramientas. Entonces, tienes que dar clases, tienes que tener otros trabajos, tienes que hacer seminarios, tienes que hacer un montón de cosas para poder llevar adelante tu vida como escritor.

El placer de ganar...

Hay gente que me dice: ‘pero tú has ganado mucho’. Pero para ganar mucho he perdido el doble, eso es evidente. Y esto de ganar es algo que hay que mirarlo con una lupa, ganar no significa que tú eres el mejor poeta del mundo, ganar significa que llevaste a algún puerto un proyecto, y que el jurado que te evaluó lo consideró el más apto o el más idóneo, o que tuvo vinculaciones creativas, intelectuales, con tu proyecto.

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Por esta razón, Carrión considera que lo primero es ser autocrítico y no creerse del todo los premios o reconocimientos obtenidos. “El mayor error que puede tener un autor es creerse genio o creerse que es el mejor escritor del mundo, porque dejas de esforzarte”.

A lo largo de su camino como novelista, poeta y guionista ha recibido importantes reconocimientos como el Premio Casa de las Américas de Novela (2017), el Premio Latinoamericano Ciudad de Medellín (2007) y el Premio Lipp de Novela (2017), Novela Corta Miguel Donoso (2019), entre otros. Y, a pesar de todos estos logros, sostiene que compite con él mismo todo el tiempo. “Yo quiero que mi siguiente libro sea mejor. El reto está en tratar de incomodarte a ti mismo, no ponerte en la comodidad de un estilo. Yo siempre rechazo los estilos”.

Ernesto Carrión viajó a Chile para continuar con la escritura de un libro de poesía, tras ganar la beca Gonzalo Rojas 2023-2024 de la Universidad de Concepción. Foto: Mishell Sánchez

¿Qué lugar considera que tiene actualmente la poesía en nuestro país?

Yo siento que la poesía ha perdido un gran espacio, un gran público que estaba hace poco allí. Todos se han volcado a escribir y leer narrativa. También tiene que ver con algo básico, la poesía exige de otro tipo de lector. El poder de la poesía reside en la ambigüedad y también reside en aquello que tú puedes llevarte de un poema. Hay gente que la considera muy compleja o que le aburre simplemente la poesía.

En Ecuador hay algunos referentes como Sonia Manzano, Carlos Eduardo Jaramillo, David Ledesma Vásquez. Pero la cultura estatal o la cultura a nivel de educación primaria/secundaria no nos ha enseñado a valorar a nuestros autores, o no nos ha dado a conocer a nuestros autores.

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¿Y a nivel de redes sociales?, aquí se puede notar un gran número de autores. ¿Qué es poesía, entonces?

La banalización a la que nos han arrastrado las redes sociales es tremenda, creo que todo el mundo es autor de un libro ahora y automáticamente eres un genio. Recibir los aplausos, los likes o esos corazones quizás te hacen sentir que de verdad lo lograste y ¿para qué esforzarte más?

Esta banalización a la que nos han llevado las redes lo que hace es que la gente se esfuerce menos, lea menos, escriba menos, investigue menos. Yo pienso que tienes que hacer un trabajo profundo contigo mismo y entender que la meta no es la fama. Y digo la fama, en lo pequeña y ridícula que es la fama para un poeta, porque los poetas jamás seremos famosos. La fama es opuesta a la poesía.

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¿Cómo describe a su poesía?

Desde que yo empecé a escribir traté de irme en contra de las formas como se hacía la poesía en Ecuador. Hasta el año 98 los poemarios eran cortos, la ciudad estaba de fondo. Siempre concebí la poesía como un tratado donde entran la filosofía, la psicología y otras ciencias humanas.

Para mí la poesía feliz, con el sujeto feliz no existe (...) para mí la poesía solamente puede venir de alguien profundamente infeliz, por eso es que a mí cada vez se me hace más difícil escribir poesía.

La poesía es como un arte que viene mejor cuando eres joven, lo opuesto de la narrativa (...) y eso me ha pasado con muchos autores nacionales y extranjeros, leo sus primeros libros y me parecen fabulosos. Leo sus últimos libros y me parecen aburridos, repetitivos. (I)