Un equipo como Delfín, que en 28 años no ha conseguido ningún logro deportivo, está a punto de entrar a la historia del fútbol ecuatoriano, si hoy se da el resultado que espera entre Emelec y Barcelona: un empate o una derrota canaria, lo que lo proclamaría campeón de la primera etapa y le daría el soñado cupo a la Copa Libertadores.