Brasil no está en Sudamérica, está en Rusia. Con 30 puntos y más 22 de diferencia de gol ya puede ir de visita a la Plaza Roja. Es un potentado. El resto es una masa proletaria que lucha punto a punto, codo a codo, como náufragos que bracean desesperados para llegar a la orilla. De aquí al final de la Eliminatoria la lucha será sangre, sudor y puntos… En tres escalones quedaron apelotonados cinco equipos. Y atención que se coló Paraguay: ya está a dos puntos del quinto. Uruguay, que ya había ido al consulado ruso a tramitar visa, perdió sorpresivamente los ahorros en los últimos dos compromisos (1-3 con Chile, 1-4 con Brasil) y ahora vuelve a contar las monedas. Churchill se habrá inspirado en la Eliminatoria: de aquí al final esto será sangre, sudor y puntos…. La muestra perfecta fueron Colombia y Argentina: cómo ganar tres puntos de platino con un penalcito mínimo, sin jugar bien y sudando la gota gorda.

* Ecuador choca contra su piedra. Ocho veces enfrentó Ecuador a Paraguay en Asunción por Eliminatoria: el viernes hilvanó su octava derrota. Ya resulta pesadillesca esa visita. Gustavo Quinteros es el principal acusado por la caída, pero antes hubo otros siete entrenadores y Ecuador también perdió. El 2-1 es particularmente inquietante por el calendario terrible que debe afrontar: Colombia (local), Brasil (visitante), Perú (l), Chile (v) y Argentina (l), cuatro de los de arriba y uno que es rival clásico y que, aunque llegue eliminado, batallará. La Tricolor, que ganó los 12 puntos en las primeras cuatro fechas (100%), logró apenas 8 en las nueve siguientes (29,62%). Un desmoronamiento indiscutible.

* ¿Por qué la caída…? Tal vez no sea su culpa, pero Gustavo Quinteros sí podría explicar las causas de la declinación. Si él no es, ¿qué es…? Nadie le pedirá que cuente infidencias ni que responsabilice a tal o cual, pero sí puede hacer un diagnóstico, decir cuál sería el tratamiento, si tiene el control de la situación, si está tranquilo, si ve bien a los jugadores. Quinteros ya debe ser impermeable a las críticas. Cuando era líder con 12 sobre 12 también le pegaban. La mala noticia para el DT de cara al juego con Colombia es que perdió a su gran líder Christian Noboa, y a su cerebro de ataque Miler Bolaños. Por calidad y características, no son reemplazables. También se cayó Fidel Martínez, una interesante alternativa ofensiva. La buena es el nivel exhibido por Colombia ante Bolivia…

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* Ayyy… Colombia. Volvió al pelotón de los que viajan, pero por ahora es ad referendum. El juego de Colombia torna precarias sus ilusiones. El problema viene de arrastre. Desde el Mundial de Brasil, la usina creadora de fútbol se paró y no se encendió más. Chispas aisladas, pruebas diversas, muchos cambios de nombres, pero el fútbol que exhibió en la anterior Eliminatoria no apareció más. Siguen Cuadrado, James, Macnelly Torres, no sigue el flujo creativo, el que genera las maniobras que anteceden al gol. Errático y poco dinámico James, sin desequilibrio Macnelly, Cuadrado fue el más activo y penetrante. Vivo en la jugada del penal. No hay piscinazo, cae por imperio del topetazo, pero él propició el choque porque intuía que Coimbra, de la forma que venía, debía llevárselo por delante. El zaguero boliviano no pegó, apoyó el pie derecho y eso generó la colisión con Cuadrado.

* El autobús de Bolivia. Mauricio Soria volvió a la selección boliviana estando ya eliminada, por lo cual apuntó los focos al 2022, llamando a una docena de jugadores nuevos. Guardó a Escobar, Chumacero, Arce, Zenteno, Jhasmany Campos para esperar a Argentina el martes. Se presagiaba entonces un planteo cauteloso. Pero fue más que eso: Soria aplicó la táctica del autobús: ocho atrás y dos defendiendo. Eso también complicó los planes de Colombia. Cuando al Barcelona lo esperan con dos líneas de cinco al borde del área muchos dicen “no supo romper el cerco”. No es fácil, se achican tanto los espacios que siempre aparece una pierna más. Igual, no es excusa, sabía que Bolivia haría eso; le faltó ingenio y movilidad. En ese contexto, no entendemos que Edwin Cardona jugara solo quince minutos. Él suele tener la llave que otros no encuentran.

* ¿El peor de todos…? Haciendo abstracción del resultado, este cronista no recuerda un partido más horrendo de Argentina jugando como local que este con Chile. Y sin olvidar el 5-0 con Colombia, que hasta el minuto 41 era pasable, discreto. La catástrofe vino después. Menos en el marcador, la Roja fue superior en todo. Ganó Argentina por esas cosas del fútbol, por un penal dudosísimo (lamentablemente no hay una cámara que clarifique), y por cuatro o cinco maniobras de Messi y el penal bien ejecutado. Argentina no tiene ni una remota idea de a qué juega, no tiene plan ni funcionamiento. Cuando eso sucede, casi todos los jugadores fracasan o se deslucen. Y estos tampoco aportan individualmente. Gabriel Mercado es un buen ejemplo de que, al menos con lucha y compromiso, se puede mejorar el rendimiento personal y general.

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* “Messi es Argentina”. Fue uno de los títulos del diario Olé del viernes. Nosotros lo sostenemos hace ya algunos años: no es un equipo, es un jugador. Y cada vez es más Lionel Messi. De él depende todo. Ha jugado solo seis de los trece partidos, pero en esos seis Argentina consiguió 15 de sus 22 puntos. Y siempre siendo figura y goleador. No hay cómo demostrarlo, pero es fácil suponerlo: sin Messi, Argentina marcharía octava o novena. Esto habla muy mal del resto del plantel, pero sobre todo del entrenador, atrapado en un juego de declaraciones altisonantes y un esquema que no es tal, que no existe. Está tercera con 22 la Albiceleste, pero podría perfectamente perder ante Bolivia, que además de la altura tiene gente en el medio que puede manejar la pelota; Argentina no. A nadie debería sorprender un triunfo boliviano, incluso amplio. El proceso Bauza tiene fútbol cero. Él busca contagiar a los jugadores con optimismo (“Vamos a ser campeones del mundo…” bla, bla, bla…); al jugador hay que convencerlo futbolísticamente, con argumentos y enseñanzas. Y con conducta…

* Dos leones heridos. Chile demostró una vez más el viernes por qué ganó dos Copa América consecutivas: le sobra fútbol por los cuatros costados. Y conste que le faltaron el mariscal de la media cancha –Marcelo Díaz– y el cacique indomable Arturo Vidal. Pese a su momentáneo sexto puesto, nadie piense que Chile perdió el tren. Además de juego, le sobra carácter a esta maravillosa generación de jugadores chilenos que, salvo Messi, son mejores que los argentinos. Igual, no ha hecho la Roja la Eliminatoria que su caudal futbolístico le permitiría. Ha perdido muchos puntos. Otro león sangrante es Uruguay; seguro va a volver a dar batalla. Eso está en el ADN del futbolista celeste. Hay cuatro lugares para cinco aspirantes. Que Paraguay dice son seis. Va a ser palo y palo hasta el final. (O)

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Tal vez no sea su culpa, pero Gustavo Quinteros sí podría explicar las causas de la declinación. Si él no es, ¿qué es…? La Tri ganó los 12 puntos en las primeras cuatro fechas y 8 en las nueve siguientes.