Las lágrimas de la ecuatoriana Estefanía García, al final del combate ante la austriaca Katherin Unterwurzacher, fueron de impotencia. En la lona se quedaron cuatro años de trabajo y de sueños. En Londres 2012 debutó como deportista olímpica y fue eliminada en primera ronda; ahora quería mejorar su participación anterior.

El abrazo de su técnico, José Romero, fue lo primero que recibió al bajar del tatami. La manabita había perdido 10-0 en el duelo de judo de Río 2016.

García acudió con cierta desventaja a su segundo enfrentamiento en la división de 63 kilogramos porque una hora antes había ganado su combate a Mamadama Bangoura, de Guinea, a quien derrotó por 10-0. Cuando el cronómetro marcaba 2 minutos y 19 segundos se impuso la judoca austriaca, que estaba descansada porque no tuvo actuaciones previas -quedó libre, sin rival- y pasó directo a los octavos de final.

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En su estreno, García no permitió que su contendora sacara ventaja en las llaves y del kumi (agarrada) del judogui (traje) que le hacía. Fue una acción rápida la que le permitió acumular los 10 puntos a la ecuatoriana para la victoria. En ese momento no dio declaraciones, para concentrarse en su siguiente combate.

La pelea ante Unterwurzacher fue desigual. La fuerza que imponía en sus brazos la europea para hacer un harai (barrido) era evidente. Aprovechó todo para ganar puntos, pero García resistía aunque eso la llevaba a cometer alguna falta que era advertida por el juez, y eso frenó su ímpetu por ganar.

Pese a la eliminación, García empezará de nuevo. Ahora buscará los Juegos de Tokio 2020. “Creo tener las fuerzas y la capacidad para seguir luchando y soñando con pelear una medalla en los Juegos de Tokio… Nuestra federación tiene un gran cuerpo de trabajo, con entrenadores de gran nivel y esperamos seguir en los tatamis por mucho tiempo más…”.(D)