A pesar de que en Francia están prohibidos los combates de artes marciales mixtas (MMA), Bertrand Amoussou, entrenador de un gimnasio de París, asegura que esta disciplina que gana adeptos cada día "no es un deporte para gentuza".

Amoussou trabaja un club de fitness de una calle tranquila del distrito 18 de la capital francesa, donde hay habilitada una "jaula" especial para practicar este deporte.

La disciplina, que combina varias formas de combate, goza de una popularidad creciente, según Amoussou, excampeón del mundo de jiu jitsu, quien niega que se trate de un deporte violento, inhumano e incluso degradante.

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"El MMA padece de su antigua imagen, cuando estaban muy cerca de la brutalidad, con combates sangrientos que parecían peleas callejeras" en las que casi todo estaba permitido, dice Taylor Lapilus, de 24 años, uno de los escasos profesionales admitidos en el campeonato Ultimate Fighting Championship (UFC).

"La mayoría de gente no conoce este deporte. Muchas veces me preguntan si se puede golpear en las partes, morder o poner los dedos en los ojos ¡Pero el MMA tienen reglas estrictas!", afirma Lapilus, que se entrena en Francia pero sólo combate en el extranjero.

La famosa "jaula", un octágono dentro del cual se celebran las peleas, sirven para proteger a los contrincantes en caso de que los lancen hacia fuera.

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Este deporte, mezcla de todas las disciplinas de combate (boxeo, judo, karate, lucha) está autorizado en toda Europa excepto en Francia y en Noruega, y atrae a todo tipo de público.

"Cuando lo has probado ya no lo puedes dejar", asegura Lisa Amghar, que nunca antes había practicado un deporte.

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"El MMA es muy completo. Sales de la sesión serena, en paz", asegura esta mujer de 35 años tras un combate de entrenamiento contra Adams Soulaimana, un bailarín profesional que mide 1,93 metros y pesa 120 kilos.

"El MMA es fantástico porque no es nada repetitivo. Reúne todos los deportes de combate y utiliza todas las técnicas tanto de pies como de manos", explica por su parte Arnaud Colom, un cirujano ortopédico de 50 años adepto desde hace mucho tiempo a las artes marciales.

Ajedrez de pies y manos

Matthieu Quidu, profesor de deporte en la prestigiosa Escuela Normal Superior de Lyon y sociólogo del deporte, tiene cada vez más gente en sus clases de MMA.

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"Mis estudiantes lo consideran un juego de ajedrez con las piernas y los pies. Necesita estrategia y capacidad de adaptación, cualidades importantes también en la vida profesional", asegura.

Sin embargo, como todos los deportes de combate, el MMA puede ser peligroso y recientemente un portugués, Joao Carvalho, murió por los golpes que recibió durante un combate en Dublín.

"En su faceta de combate en superficie, utiliza técnicas de sumisión potencialmente mortales" explica Quidu. "El arte consiste en lograr ejercer el nivel justo de fuerza para que el adversario abandone sin necesidad de herirle".

"Estadísticamente el MMA provoca muchas menos lesiones que la gimnasia", asegura James Elliott, responsable para Europa del UFC, citando estudios estadounidenses, e insiste en el hecho de que el objetivo no es herir al adversario.

El MMA es también un espectáculo retransmitido por televisión en todo el mundo, muchas veces con sangre, y que genera grandes ingresos.

"La sangre siempre es espectacular pero no es lo más grave en términos médicos. El arco superciliar es una de los partes del cuerpo que más sangran", comenta el psiquiatra Jérôme Palazzolo, recordando que la atracción por los espectáculos violentos existe desde que el origen de la humanidad.

"Estos espectáculos son una forma de exorcismo. Afectan a ciertas emociones ancladas en lo más profundo de nosotros mismos, como la compasión o el odio", asegura el especialista, y recuerda que el ganador no es el que pega más sino el que tiene mejor técnica.

Sin embargo, según el psiquiatra, existe el riesgo de que jóvenes "ávidos de violencia" que no conocen el deporte imiten los golpes sin controlar su fuerza. (D)