La única medalla de oro en los Juegos Olímpicos que ha conquistado el deporte ecuatoriano fue del atleta Jefferson Pérez en los 20 kilómetros marcha, el 26 de julio de 1996, en Atlanta.

Esta presea dorada, que para muchos fue una grata sorpresa, no fue producto de casualidad porque Jefferson había tenido una carrera ascendente. Todo esta extraordinaria historia empezó con el deseo de obtener una buena calificación en el examen final de la clase de Educación Física, para lo cual realizó unos cuantos entrenamientos con Luis Muñoz y logró su cometido. A las pocas semanas ya entrenaba para una competencia que le dio derecho a representar al Ecuador en Nueva York y Londres. Así fue observado por Luis Chocho, quien lo invitó a unirse a su escuela de marcha.

La primera medalla internacional de Pérez fue de bronce, en el Mundial Juvenil de Bulgaria, y luego vino el título inicial universal en la rama juvenil, en Seúl. También fue tricampeón mundial en Francia 2003, en Helsinki 2005 y Osaka 2007.

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Luego de coronarse en Atlanta, el cuencano fue intervenido quirúrgicamente en la espalda y se alejó un tiempo de la marcha. Aprovechó esa pausa para terminar sus estudios. Cuando regresó, asistió a los JJ.OO. de Sídney 2000 y Atenas 2004 y en ese último fue cuarto. En el 2003 fue campeón panamericano en República Dominicana. En el 2007 fue declarado mejor deportista de Latinoamérica por la agencia Prensa Latina, por la BBC de Londres y Fox Sports.

En días pasados, en una rueda de prensa por el lanzamiento del sudamericano de marcha en Guayaquil, en el Comité Olímpico Ecuatoriano, Pérez se refirió a su participación en Pekín 2008.

“Para esos Juegos tuve la mejor preparación del mundo. Se conformó un equipo multidisciplinario con médico, entrenador, fisioterapeuta, psicólogo, nutricionista, biomecánico y relaciones públicas. Cuando arribé a la meta, me percaté de que había llegado en segundo lugar y me pregunté: ¿Qué entrenamiento habrá hecho este chico (el ruso Valeriy Borchin) para que llegue delante de mí? ¡Debe haber sentido más dolor que yo, debe haber tenido más angustias que yo, más valor y más amor a su país que yo y por eso quizás me pudo superar”.

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Con el paso del tiempo todo el mundo se enteró de un sistemático dopaje masivo encubierto por las autoridades que deberían ejercer control del deporte ruso. Esto provocó la suspensión del atletismo de toda competencia y canceló la autorización para que siguiera funcionando el laboratorio encargado de controlar el uso de sustancias prohibidas de los atletas de Rusia. No solo no sancionaron y escondieron los resultados positivos, sino que chantajeaban a los deportistas a cambio de dinero para ocultar los resultados o les filtraban las fechas de las pruebas antidopaje.

Entre los atletas sancionados está el marchista Borchin, el mismo que le arrebató a Jefferson Pérez la posibilidad de ganar su segunda presea dorada olímpica. Ese hecho abre la posibilidad de que se redistribuyan las medallas de Pekín 2008.

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“Ahora que ya se conoce la verdad y que no perdí en la pista, estoy muy feliz porque no existió en la marcha otro deportista que haya amado a mi país como yo. Puse mucho valor, si la medalla no llega eso es secundario”, terminó Pérez. Los organismos encargados de esta investigación han segmentado la actuación del ruso en dos tramos. En ambas fases, al comprobarse que se dopó, perdió sus títulos mundiales de 2009 y 2011. Pero no analizan la participación olímpica de 2008 cuando superó con trampa a Pérez. ¿Ustedes creen que Borchin, que usaba sustancias prohibidas, dejó de hacerlo para los JJ.OO. 2008 y luego volvió a usar? Hay que ser cándido, ingenuo, para pensar que justo en esos días de Pekín, cuando superó a Pérez, el marchista ruso se limpió. Ahora los exámenes son más rigurosos y quedan residuos en el organismo y se rastrean elementos usados muchos tiempo atrás.

Borchin era un usuario permanente de sustancias que le permitieron ilegalmente tomar ventaja en sus participaciones. El COE seguirá insistiendo para que las medallas obtenidas fraudulentamente sean redistribuidas y entregadas a quienes las merecen y el que merece la presea de oro olímpica de 2008 es nuestro deportista más brillante. (D)

El ruso Valeriy Borchin fue suspendido por dopaje, era un usuario permanente de sustancias prohibidas, pero se lo castiga por lo que hizo desde 2009 y no por Pekín 2008.